No dejar a nadie atrás | Isabelle Pypaert Perrin

“Perspectivas” extraídas del Informe Internacional 2016 del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo. Este informe fue aprobado por la Asamblea General que tuvo lugar el 7 y 8 de junio 2016 en Pierraleye (Francia) en presencia del Sr. Cassam Uteem, predente del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.

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Isabelle Pypaert Perrin

A lo largo de todo este informe hemos señalado acciones y compromisos significativos.

En Bangui, República Centroafricana, Herbert, Cédric y sus amigos, en el punto álgido de los disturbios de su país, deciden correr el riesgo al mantener su presencia con los libros en los lugares en los que niñas y niños y sus familias viven refugiados.

En Manila, Filipinas, familias y representantes de las autoridades intentan comprender y pensar conjuntamente para poder responder al reto de permitir a las personas más pobres de la comunidad un realojo digno y seguro.

En Nueva York, en la sede de la ONU, Juan Carlos aporta, en el marco de los diálogos para definir la Agenda 2030, la contribución de quienes tienen que afrontar a diario injusticias y humillaciones.

En Berna, Suiza, Nelly relata la historia de familias suizas separadas de sus hijos durante cinco generaciones sucesivas. Junto a otros militantes Cuarto Mundo, trabaja intensamente para que la miseria finalmente no separe más a niñas y niños de sus familias.

En un pueblo de la montaña, en Perú, Silvia y las personas de su vecindario participan conjuntamente en la elaboración de Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, aprobados después por las Naciones Unidas. En los próximos años, mantendremos la labor de promoción con el manual “Haciendo que los Derechos Humanos funcionen para las personas que viven en extrema pobreza”, una excelente herramienta para su aplicación.

En todos los continentes, hombres y mujeres rechazan de este modo la violencia de la miseria. Se comprometen para crear espacios de encuentro donde sea posible que las personas se reconozcan de una misma humanidad, puedan establecer lazos unas con otras y actuar para terminar con el temor, las humillaciones y la negación de los derechos humanos. Instan a «no dejar a nadie atrás», condición necesaria para construir un mundo justo y una paz duradera.

Los jefes de Estado miembros de las Naciones Unidas, mediante la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), han respondido a este llamamiento y la han situado como ambición principal para los próximos años. Pero todos estos compromisos cotidianos son indispensables para su efectiva aplicación.

Campaña mundial de movilización Ciudadana: rechazar la miseria, forjar la paz

Por ello, el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo inicia una amplia movilización que inste a cada persona a manifestar su rechazo contra la miseria y, unidos, aprender a liberarnos de las lógicas de exclusión social. Esta campaña tendrá como punto final el 17 de octubre de 2017, año del trigésimo aniversario del llamamiento gravado en el Atrio de las libertades y de los derechos humanos en París:

El 17 de octubre de 2017, defensoras y defensores

de los Derechos Humanos y del Ciudadano de todos los países

se reunieron

para rendir homenaje a las víctimas del hambre,

la ignorancia y la violencia,

reafirmaron su convicción de que la miseria

no es inevitable y

proclamaron su solidaridad con

quienes luchan en todo el mundo para destruirla.

«Allí donde hay hombres y mujeres condenados a vivir en la miseria,

los derechos humanos son violados.

Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado».

Padre Joseph Wresinski

Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, él mismo nacido en la pobreza extrema, puso en práctica un pensamiento y una acción que cuestionan al conjunto de nuestras sociedades. Permitió que se escuchara una voz, hasta entonces ignorada, que expresaba el pensamiento y la inteligencia de las poblaciones marginadas en razón de la pobreza extrema. En el momento en que las Naciones Unidas instan a la implicación de la sociedad en su conjunto para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es fundamental aumentar los esfuerzos para dar visibilidad a esta voz. Ha llegado el momento de aprender, junto con las personas que afrontan la miseria, la forma de superar la exclusión social y de construir un mundo sostenible en el que no se discrimine ni abandone a nadie.

Definir los indicadores no monetarios de la pobreza extrema.
Para contribuir a esta labor, ATD Cuarto Mundo inicia una investigación participativa para que las personas que viven las situaciones más graves de pobreza se asocien al trabajo de elaboración de la definición de la pobreza y los indicadores que sirven para medirla. Este proyecto, realizado conjuntamente con la Universidad de Oxford, reúne a personas que viven en situación de pobreza, agentes que trabajan en proyectos de acción sobre el terreno y universitarios de ocho países. Además, pretende ser una contribución esencial en la manera de medir los logros, de modo que tanto proyectos como políticas no generen la invisibilidad de la franja más pobre de la población, sino, por el contrario, que conduzca a decisiones eficaces y útiles para todas las personas, que no dejen a nadie atrás.

Por una ayuda humanitaria y para el desarrollo que refuerce la solidaridad

Gracias a nuestra implicación a largo plazo en distintos países con las personas y comunidades más desfavorecidas, observamos los efectos adversos que la ayuda humanitaria y la ayuda para el desarrollo provocan cuando los proyectos se realizan sin un verdadero conocimiento de la realidad de la pobreza extrema y sin la participación de quienes la viven. Por ello, y tras la celebración de la primera Cumbre Humanitaria Mundial, queremos contribuir a que la comunidad internacional tome todas las medidas necesarias para que la ayuda humanitaria contribuya a reforzar las comunidades en lugar de dividirlas.

Para ello, es necesario fijar como objetivo llegar a las personas que viven las situaciones más graves de pobreza y respaldar los esfuerzos de los agentes que ya luchaban contra la pobreza antes de que se produjeran las catástrofes naturales o los conflictos. Después de 60 años, y mediante nuestras acciones para abrir perspectivas de futuro en medio de la urgencia de la miseria, primeramente en Noisy-le-Grand- en Francia y después en otras partes del mundo, —especialmente en Haití, Nueva Orleans, Madagascar, República Centroafricana— las personas y familias que viven situaciones de mayor pobreza nos han enseñado que el objetivo de la ayuda internacional no puede limitarse a producir cambios materiales o técnicos, sino que debería ser la mejora de la situación de los derechos humanos para todas las personas, teniendo como orientación principal la igual dignidad universal.
Nos han enseñado que no puede haber objetivos cuantitativos generales, que pueden generar violencia y marginación, sino por el contrario esforzarse por llegar a todos los miembros de una comunidad y principalmente a quienes pasan inadvertidos en razón de su condición de pobreza. Así, todo proyecto de ayuda humanitaria o para el desarrollo debería poder contar con personas cuya misión explícita es comprender quiénes son las personas y comunidades que se ven más amenazadas por el aislamiento y el rechazo, así como cuales son las organizaciones con las que trabajar conjuntamente y con toda confianza. También debería aumentar el apoyo y la financiación dirigidos a los agentes locales, que son quienes mejor conocen la situación y el contexto.

Los procesos de toma de decisión deberían realizarse a un ritmo que permita la colaboración con las personas y comunidades que viven en situación de pobreza para que sean realmente socios en la elaboración, realización y evaluación de los proyectos. Las familias que viven en situación de pobreza nos han enseñado que los proyectos que se elaboran sin contar con su participación se vuelven en su contra.

Por una gobernanza que ponga en relación la inteligencia de todas las personas

Hasta la fecha ningún país en el mundo cuenta con un tipo de gobernanza que se construya a partir de la inteligencia de todas las personas, inclusive las personas más desfavorecidas. Para nuestros países sin excepción es una lección aún por aprender. Así como el hecho de asumir plenamente su responsabilidad ante la exclusión social —como lo exigen los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos—, lo que permitiría abrir nuevas vías de diálogo en igualdad entre los pueblos y reconsiderar la cooperación internacional. Por otra parte, los ODS nos invitan a esto mismo al proponernos, por primera vez en la historia, una agenda universal.

Mientras que se abre paso una consciencia mundial por un mundo liberado de la miseria y respetuoso del planeta, ha llegado el momento de tomar en cuenta la gran riqueza que supone la experiencia de las personas más pobres. Pues asumen, a menudo solas, la situación que se les impone y se movilizan activamente para no caer en la desesperación y para respaldar a otras personas aún en una situación más crítica. Ha llegado el momento de que nos dejemos guiar por los caminos de paz que emprenden en silencio, con su esfuerzo, su valor y su inteligencia, tan poco conocidas. Podríamos, entonces, inventar esta nueva gobernanza «tèt ansanm» que el mundo tanto necesita.

Foto © ATDCuartoMundo, miembros de la Asamblea General del Movimiento International ATD Cuarto Mundo