No somos víctimas, somos resistencia

En esta semana en la que celebramos el Día Internacional de los Derechos de la Mujer, descubra una serie de artículos que ponen de relieve la resistencia y la inventiva de las mujeres frente a la pobreza.


El Movimiento ATD Cuarto Mundo quiere reconocer públicamente la contribución indispensable que a diario realizan las mujeres en situación de extrema pobreza para construir la paz, la justicia y un mundo que no deje a nadie atrás.

Asimismo es una oportunidad para analizar las injusticias y las desigualdades que sufren las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. La propuesta feminista intenta lograr un mundo más justo donde se reconozca, en todos los planos, la igualdad efectiva de derechos y la contribución efectiva de las mujeres y se ponga fin a las discriminaciones. Para ello es necesario denunciar las desigualdades en el ámbito laboral, las violencias sexuales sufridas, el monopolio obligado de la mujer en el terreno de los cuidados y la particular violencia que sufren las mujeres migrantes, racializadas y en situación de pobreza.

Este artículo es un extracto de la Revista Cuarto Mundo N° 223, de agosto de 2012, escrito por Magdalena Brand. Aunque esta publicación se editó hace casi diez años, las aportaciones de Magdalena siguen resonando con las experiencias de las mujeres que viven en la extrema pobreza hoy en día.

Tomando elementos de una síntesis sobre «género y extrema pobreza» que presentó en la ONU en junio de 2011, Magdalena comparte lo que ha aprendido con militantes y voluntarias permanentes del Movimiento ATD Cuarto Mundo sobre las formas de reflexionar sobre el feminismo desde la perspectiva de la lucha contra la extrema pobreza.


No somos víctimas, somos resistencia

«Con demasiada frecuencia, se relega a las mujeres en situación de extrema pobreza a la categoría de “víctimas” porque no se reconoce su capacidad de resistencia y rebelión.

Es evidente que ellas son víctimas tanto de discriminación por motivos de género como en razón de la extrema pobreza, pero cuando no somos capaces de reconocer el papel activo que desempeñan perpetuamos el mito de que la sumisión y la inferioridad son innatas en las comunidades desfavorecidas.

Algunas instituciones sociales en Europa y América del Norte, así como algunos programas de desarrollo en África o América Latina, tienen tendencia a mirar a las mujeres en situación de extrema pobreza como seres pasivos, indiferentes o incluso inconscientes de su propia opresión, capaces de soportar una situación que ninguna otra mujer en mejor posición toleraría. Esta actitud se fundamenta en la idea de que las mujeres en situación de extrema pobreza son solo víctimas, incapaces de actuar en su propio nombre». 1

Sin embargo, los miembros del Movimiento ATD Cuarto Mundo en muchas partes del mundo, y en condiciones extremas, presencian la resistencia de las mujeres más pobres y sus esfuerzos por hacer posible el diálogo, la paz y la vida en sus familias, en sus comunidades, en sus barrios.

Esfuerzos que la sociedad ignora y que se tienen que escuchar pues hay tantas cosas que aprender de ellas.

En medio de la precariedad son un ejemplo de apoyo mutuo; en medio de la exclusión son un ejemplo de preocupación por la dignidad de cada persona; en una sociedad que las deja al margen son maestras en no dejar a nadie atrás.

Aun cansadas, estas mujeres saben que si ellas, por agotamiento, bajaran los brazos, se caería el cielo (proverbio africano).

  1. Género y extrema pobreza. Magdalena Brand, miembro del Movimiento ATD Cuarto Mundo y activista feminista.