El peso de una idea

Mensaje de navidad

¿Sabe cuánto pesa una idea? Una idea pesa menos que una mesa. Una idea es menos pesada que una pequeña lata colocada sobre esa mesa. Una idea pesa menos que el aire que hay dentro de esa lata. Una idea no pesa nada. Una idea sólo tiene un peso, el de existir. Tengo una idea, luego existo. Ese es el peso de una idea.

Estas palabras de Quentin, volontairio en Noisy-le-Grand, son el balance de su trabajo. La Cité de Promoción Familiar acoge a familias que no tienen adónde ir. Algunos de los niños y niñas que viven ahí, están convencidos de que son malos. Sin embargo, cuando Quentin los encuentra en el barrio y en el centro cultural [nota]Animado por ATD Cuarto Mundo, el centro cultural es un espacio de lectura, encuentro y creación dedicado a los niños del barrio[/nota], admira la obstinación que les distingue de los demás niños y niñas que conoce.

Escucha sus ideas. Para él, “no son caprichos, sino sueños que conservan noche tras noche, de una semana a otra, a veces durante años. Tienen un grado de coherencia impresionante para tener vidas repletas de imprevistos

 

  • Y Quentin cuenta:
  • “A finales de noviembre cayó la noche y yo estaba leyendo un libro con Daniel. En una de las imágenes, Daniel vio al pie de una montaña, una tienda abierta hacia la calle, llena de deliciosos manjares.
  • «Tengo una idea, exclama, ¡para Navidad vamos a construir una casa y a dar helados a la gente en la calle!»».
  • Comparto inmediatamente su proyecto con Hassane y Ousseyn, que están inmersos en El libro más grande del mundo, que les llega hasta la barbilla.
  • Se suman al proyecto con entusiasmo. Construimos la casa. Durante treinta días, Daniel no dejó de repetirme: «Es idea mía, ¿no? Esa casa honra a su padre, un albañil desempleado.
  • Todos los días de diciembre, mientras colocamos las tablas, pintamos los tabiques e instalamos las bombillas, Daniel susurra «es mi idea«. Un murmullo muy suave. «Es idea mía«.
  • Los helados se han transformado en crepes. Cocinamos cientos de ellas y unos días antes de Navidad, un miércoles, las distribuimos a los transeúntes, rellenas de chocolate.
  • ¿Quién sabrá del peso de la idea de Daniel? ¿Qué valor podría tener él si su idea no tuviera ninguno?
  • Lo que le da valor es que ha sido escuchada. Que otros la han reconocido. Que se ha convertido en realidad concreta con la ayuda de sus amigas y amigos. No hay ideas pequeñas. Los niños del centro cultural tienen ideas generosas, ambiciosas, que nos piden que tomemos en serio para saberse capaces de realizarlas.
  • Los viernes, cuando llevo a Daniel a su casa después de haber retomado sus ejercicios de lectura de la semana, no es raro que me pida que llame por teléfono a un fantasma, a un ogro o a Papá Noel. Me lo pide porque niños niñas siguen teniendo esperanza en los adultos incluso cuando estos les hayan decepcionado.
  • Hagamos lo que hagamos, seguimos teniendo la misma responsabilidad: enseñarles a no tener miedo del mundo, asegurarles que son Gigantes y que en el universo todos tenemos el mismo peso”.

___________________________________________________________________________

Esta historia nos explica el sentido que queremos dar a nuestro trabajo con niños y niñas en todo el mundo: crear, tener ideas y realizarlas es tener esperanza, es dar forma a sus vidas. Proponemos actividades, pero a partir de una relación construida con ellos, e inventando con los niños, las niñas y sus padres llegamos más lejos.

Quentin presta especial atención a estas niñas y niños que asustan y vuelven locos a los adultos. Al permitirles creer en sí mismos, les da la esperanza de que mañana serán jóvenes que saldrán de cursos especializados, que aprenderán un oficio y encontrarán su lugar. Cuando se habla de saber, saberse capaz es lo más importante.

Si Quentin consigue esto con ellos, las relaciones dentro de su grupo cambiarán y contribuirán a cambiar la vida del barrio, en lugar de tener como única respuesta la exclusión.

Necesitamos apoyo financiero para llevar a cabo actividades de alta calidad con niñas y niños.

Gracias una vez más, queridos amigos, queridas amigas, por su generosidad.

Bruno Dabout

_____________________________________

Dibujo: Cathy Pupin