Reunificación familiar con dignidad

Artículo redactado por Jacinthe Maarifa, joven en descubrimiento del Voluntariado permanente en Burkina Faso.


Uagadugú es una de las capitales africanas en la que numerosos niños y jóvenes viven en la calle. Provienen de diferentes provincias del país y, a veces, de países vecinos. Diferentes razones e inestabilidades les han llevado a esta situación. Desde hace casi siete años, algunos de ellos vienen de una zona denominada «terrorista», al norte del país. Las condiciones de seguridad y alimentarias son muy precarias. Muchas familias se han separado. Esto acentúa la vulnerabilidad de los niños de esta zona y provoca que migren hacia la capital con la esperanza de encontrar una vida mejor.

Poder vivir de nuevo en familia

El año pasado, ATD Cuarto Mundo creó, en colaboración con Caritas, un proyecto de reunificación familiar sostenible para 30 niños y jóvenes que viven en la calle.

Se trata de un proceso de un año durante el cual se preparan para volver con sus familias. Para ello, participan en talleres impartidos por ATD Cuarto Mundo. Estos talleres están dirigidos por profesionales y formadores.

  • El objetivo es que estos 30 niños y jóvenes puedan volver con sus familias enriquecidos con nuevos conocimientos y orgullosos de lo que le pueden aportar a los suyos.

Caminar juntos con respeto y a largo plazo

ATD Cuarto Mundo tiene una larga historia en Burkina Faso de acompañamiento de niños y jóvenes en situación de calle. El objetivo siempre ha sido apoyar su deseo de vincularse de nuevo con sus familias en las mejores condiciones posibles, a su ritmo, con el tiempo y la preparación que cada uno necesite. Si el bienestar del niño favorece la posibilidad de una reunificación familiar, este último no se trata de un hecho espontáneo, sino de un largo camino.

Este camino se sostiene sobre las acciones llevadas a cabo junto a ellos durante todo el año. Por ejemplo, la Biblioteca bajo las farolas, momento privilegiado para unirse a ellos al final de la tarde junto a un libro, allí donde se reagrupan antes de afrontar la noche. Además de todas las horas en las que el equipo recorre la ciudad durante el día para mantener el vínculo con cada uno de ellos. También pasan tiempo juntos en el “Patio de las 100 actividades” en el que los niños y los jóvenes se sienten seguros. Allí, pueden descansar, pueden cuidarse entre ellos, reflexionar juntos, participar en actividades, jugar y aprender.

A través de estos momentos para compartir y para aprender, los niños y los jóvenes muestran lo mejor de sí mismos. Ya no están limitados por la imagen que han creado de sí mismos cuando no se daban las condiciones para conocerse en profundidad. Durante esos momentos juntos también hablan de sus dificultades, las inquietudes que tienen y lo que esperan.

Reencontrarse con los suyos, pero sin las manos vacías

Sus condiciones de vida en la calle les marcan profundamente. Akim pasó varios años de su vida en la calle. Explica que lo que más duele es el peso de la vergüenza que persiste incluso cuando vuelven con sus familias:

«La gente nos ve siempre como niños sin hogar y no como niños normales».

Es un punto de vista que pesa sobre el niño y su familia. El aprendizaje que se lleva a cabo junto a los profesionales y formadores les ofrece los medios para que se les perciba de otra manera, como alguien útil para la sociedad. Volver a su comunidad con competencias, conocer prácticas profesionales, es un valor añadido evidente que, de alguna manera, restaura la dignidad y le confiere responsabilidad. Podrán intentar participar en el ámbito familiar o, más allá, ser útiles para su comunidad.

El aprendizaje profesional se desarrolla a través de dos vías: para algunos en el “Patio de las 100 actividades”, para otros en los talleres profesionales.

Para los que van a un taller profesional, cada niño ya ha establecido la profesión que desea aprender. Después, se le encomienda a un profesional. Si es posible, no muy alejado del ámbito familiar del niño para que sus padres puedan seguir de cerca su aprendizaje. Debe acudir de manera regular junto al profesional para aprender la profesión. Soldadura y mecánica son las profesiones más populares entre los niños.

Los que se forman en el Patio de las 100 actividades, trabajan principalmente el bronce y el cuero. Salif ha elegido el bronce:

  • «Me esfuerzo para saber hacerlo bien. No me pierdo ningún día de enseñanza. Cuando consiga fundir bien el bronce, nada me podrá devolver a la calle. Voy a arreglármelas con calma.»