Podemos ayudarnos mutuamente, pero no sabemos hasta cuándo

1997, Kielce, Serigrafía AR0201401008 – ATD Cuarto Mundo © Christian Januth

El equipo de ATD Cuarto Mundo en Polonia conoce a personas que no tienen vivienda y pasan las noches en Centros de Acogida. Tienen dificultades económicas, y en su mayoría, trabajan en condiciones sumamente precarias. Cada día, estas personas deben recorrer largas distancias en transporte público para poder alimentarse, lavarse, dormir, ganar dinero… Tienen que hacer cola para recibir alimentos, y así, a diario, acercarse a cientos de personas en espacios abarrotados.

Un hombre sin vivienda explica:

  • «Para luchar contra las infecciones, el cuerpo necesita energía y alimentos sanos. Actualmente, solo se distribuyen alimentos en conserva en lugar de la sopa. Contienen pocas vitaminas para personas que ya tienen el cuerpo debilitado por el tabaco y las privaciones. No es fácil en estas condiciones contrarrestar las infecciones.

Los pobres que no pueden comprar cigarrillos fuman los que encuentran. Están en contacto con filtros que otros han usado. Es peligroso con la epidemia.
Si alguien tiene fiebre, hay que llamar a una ambulancia. La gente morirá porque nadie le ayudará. Los médicos que salen a nuestro encuentro en las calles solo pueden ayudar con los medicamentos que tienen a su disposición, no con los que realmente necesitan. A menudo, estos medicamentos están caducados. Si alguien enferma en el centro de acogida, se pondrá en cuarentena a todo el mundo. Hay 100 personas durmiendo ahí, 50 por habitación. ¿Qué podemos hacer? Es probable que muchas personas mueran. Los que tienen mayor inmunidad sobrevivirán.
En uno de los refugios nocturnos de Varsovia, el mes pasado, la ropa de cama no se cambió durante diez días. Más de 100 personas durmieron en sábanas ya utilizadas. Ahora, dan ropa de cama limpia a las personas recién llegadas para 14 días. Este es el tiempo máximo durante el cual puedes dormir en uno de estos establecimientos, y después tienes que encontrar otro lugar. Luego puedes volver, pero hay que hacer una pausa entre dos estancias.

  • Solía pasar tiempo en las bibliotecas, ahora todas están cerradas. Podía dejar mis bolsas allí mientras leía, ahora tengo que llevarlas a cuestas constantemente»

Las personas que trabajan sin contrato o con contratos muy precarios se encuentran en una situación terriblemente difícil. Muchos dicen que la aparición del coronavirus les ha dejado sin empleo, y por consecuencia, sin medios de subsistencia. La perspectiva de quedarse sin ingresos durante varias semanas es extremadamente preocupante.

«Distribuyo folletos. Es posible que la empresa cierre y que me quede sin dinero. Además, estar confinada entre cuatro paredes, sin poder trabajar, sin contacto con las personas, me deprime.

  • En el hogar de acogida en el que estoy, ayer se anunció que nadie está autorizado a salir ni a recibir invitados hasta nuevo aviso. Esto puede durar un mes, no lo sé, no han proporcionado ninguna fecha. Ni siquiera puedo ir a comprar.

No me quejo, entiendo que es para nuestra seguridad y la de los demás. Soy consciente de la gravedad del momento, pero me siento anímicamente muy mal, como los demás del hogar. Es un problema para mí no poder salir. No se sabe cuánto tiempo puede durar esto.

Ahora, es el comienzo y todavía podemos ayudarnos mutuamente, pero no sabemos hasta cuándo podremos hacerlo. Yo, y otros que se encuentran en una situación similar, necesitaremos ayuda constantemente».