El desafío de no dejar a nadie atrás proviene de los más pobres

Artículo escrito por Geneviève Defraigne Tardieu, responsable de relaciones e incidencia internacional en ATD Cuarto Mundo, publicado en el N° 252 de la revista La Tribune Fonda.

Puesta en perspectiva de la Agenda 2030

“No dejar a nadie atrás” no es un lema cualquiera. Conocer su origen y su historia es esencial. Se trata de una recomendación transversal inscrita en el preámbulo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La Agenda 2030 es el programa de acción para el desarrollo adoptado por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas en 2015.

Esta exigente agenda para el desarrollo incluye esta recomendación profundamente transformadora, que por supuesto se aplica a los 17 objetivos que la componen. La recomendación se refuerza con otra que subraya que: “nos esforzaremos por llegar primero a los más rezagados”1. La primera de estas recomendaciones tuvo éxito, la segunda no.

En el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo trabajamos intensamente junto con otras ONG y otros interlocutores, para que se incluyera esta recomendación en la Agenda 2030. Este elemento de nuestro trabajo de incidencia tuvo mayor impacto del que esperábamos.

Apoyarse en la experiencia de los más pobres

El trabajo de incidencia de ATD Cuarto Mundo tiene la particularidad y cualidad esencial de basarse en la experiencia vivida, la reflexión y las aspiraciones de los más pobres en todo el mundo.

Este conocimiento situado es el que garantiza nuestra fuerza y relevancia. Durante el año 2015, tanto las reuniones con los miembros del Panel de Alto Nivel que puso en marcha los trabajos de la Agenda 2030, como las reuniones informales periódicas con embajadores, representantes de agencias de la ONU y ONG contribuyeron a que se interiorizara la importancia de esta recomendación y que terminara imponiéndose en el texto final del acuerdo.

¿Cómo llegamos a formular esta recomendación?

La profunda insatisfacción que nos provocó la anterior agenda para el desarrollo (conocida como la de los Objetivos de Desarrollo del Milenio) nos llevó a realizar una investigación internacional con el objetivo de evaluar dicha agenda, que abarcaba el periodo de 2000 a 2015.

El intenso trabajo realizado con nuestros equipos, así como con otras organizaciones con las que colaboramos en dicha evaluación, puso de manifiesto un panorama desolador de la pobreza extrema en el mundo. Pero también permitió identificar recomendaciones para afrontarla. Los resultados se publicaron en 2014 en un libro titulado: Hacia un desarrollo sostenible inclusivo: el desafío post-2015.

Esta evaluación, realizada con personas en situación de pobreza, demostró que era absolutamente intolerable que la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 consistiera en sacar de la pobreza al cincuenta por ciento de la población que la vive.

Si bien esta meta podría tener sentido desde el punto de vista de la gestión de programas, en realidad es totalmente contraproducente. Provocó, como nos temíamos, que los programas de desarrollo sólo tuvieran en cuenta a las personas más cercanas al umbral de la pobreza, reforzando así la exclusión que ya afectaba a las más pobres.

Lo que es peor, los programas de desarrollo realizados sin la participación de las personas más pobres tienen un efecto devastador en las regiones, los barrios y las comunidades.

La traducción política de nuestro enfoque

La falta de acceso de las personas más pobres a las escuelas, la atención sanitaria, el saneamiento o el transporte divide a las comunidades y hace que quienes deberían recibir la ayuda incondicional de la comunidad internacional se encuentren aún más aisladas. Por eso desarrollamos el sentido de la expresión “No dejar a nadie atrás”. Se trata de la traducción política del planteamiento fundamental del Movimiento Cuarto Mundo de rechazo y lucha contra la exclusión. Este enfoque sólo puede tener éxito si se comienza con las personas más excluidas.

Es una suerte que esta recomendación de “no dejar a nadie atrás” provoque interés. Sin embargo, la cuestión fundamental es cómo se entiende y cómo se aplica. Por desgracia, a menudo se entiende de forma parcial o categórica, lo que no es para nada su propósito.

Es necesario entenderla de forma global, enriquecida por la recomendación olvidada por todos de empezar por las personas más excluidas.

El Movimiento Cuarto Mundo se moviliza en torno a los 17 objetivos de la Agenda 2030

Durante la participación de ATD Cuarto Mundo en la elaboración de la hoja de ruta para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Francia, a los representantes de los ministerios les sorprendió mucho que nos movilizáramos, no sólo por el Objetivo número 1, relativo a la pobreza, sino también por todos los demás objetivos relativos a la salud, la educación, la igualdad, el género, el medio ambiente y el clima, la participación, etc. De hecho, sólo si realmente cada uno de los objetivos “no deja a nadie atrás”, puede cumplirse el primero de ellos: “poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”.

Conseguimos hacernos entender, pero los distintos ministerios implicados no recibieron el visto bueno a nivel político para embarcarse en este camino. Por ello, la nueva ley de programación para el desarrollo solidario y la lucha contra las desigualdades a nivel mundial2, adoptada en Francia en agosto de 2021, no contiene esta recomendación transversal de no dejar a nadie atrás.

La experiencia y la reflexión de los más pobres para reorientar la acción

Negarse a comprender la situación del mundo en su globalidad y a considerar las situaciones más extremas conduce a un callejón sin salida. El tema de la lucha contra el calentamiento global es otro ejemplo dramático. Incluso pudiendo observar de manera evidente que el cambio climático afecta de manera desproporcionada a las personas más pobres y que la pobreza impide protegerse de él, ninguna política prevé abordar ambas cuestiones de forma integrada. Todo el mundo reconoce que los más pobres son los menos responsables del cambio climático, porque su huella de carbono es muy pequeña, pero nadie actúa en consecuencia. En la COP26, propusimos respuestas integradas.

No olvidemos que son la experiencia y la reflexión de los más pobres las que deben reorientar nuestras acciones por un mundo más justo y solidario. De ello depende su supervivencia.


Foto: Geneviève Defraigne Tardieu © ATD Cuarto Mundo

  1. Resolución adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015
  2. Ley de programación n° 2021-1031 del 4 de agosto de 2021 relativa al desarrollo solidario y a la lucha contra las desigualdades a nivel mundial, JORF n° 0180, 5 de agosto de 2021