Covid-19. El bienestar común está interrelacionado

Foto: Maryann Broxton, EEUU, 2020 © ATD Cuarto Mundo


El tema elegido este año 2020 por Naciones Unidas para el 10 de diciembre Día de los Derechos Humanos «Una mejor recuperación: defienda los derechos humanos« , está relacionado con la pandemia de COV-19 y la importancia de que los derechos humanos estén en la base de los esfuerzos de recuperación de los efectos de la catástrofe.

El pasado mes de julio de 2020, el Movimiento ATD Cuarto Mundo había coorganizado un seminario web en la ONU en Ginebra titulado «Covid-19 y derechos humanos de las personas que viven en la pobreza«.  En el marco de la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos, el acto subrayó algunas deficiencias en el sistema de medidas puesto en marcha para proteger a la ciudadanía. Recogemos a continuación fragmentos de algunas intervenciones.

Las personas en situación de pobreza pueden quedar al margen

El Sr. Olivier De Schutter, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, habló de los esfuerzos realizados por los Estados para establecer planes de protección social durante la pandemia. Explicó que, por desgracia, estas medidas no siempre llegan a los más pobres. Los programas no cubren a los trabajadores del sector informal, a las personas con empleos precarios ni a los trabajadores inmigrantes indocumentados. La financiación es un reto y a menudo resulta ser una protección inadecuada a corto plazo. Incluso las personas que están cubiertas tienen dificultades para acceder a las ayudas debido a la brecha digital y a la abrumadora demanda de los servicios sociales.

Quienes viven en mayor dificultad son los más expuestos al virus

Maryann Broxton, militante Cuarto Mundo y coinvestigadora del estudio sobre las dimensiones ocultas de la pobreza, dijo:

  • «Cuando hablamos de erradicación la pobreza, solemos decir que se trata de una falta de voluntad política. Pero esto no es del todo cierto. La pobreza no existe simplemente por falta de voluntad política. En el mundo actual, la miseria existe por culpa de decisiones políticas bien meditadas. No afecta a las personas vulnerables como una enfermedad natural. La miseria es una construcción humana».

La Sra. Broxton señaló que los que son percibidos como menos valiosos suelen ser marginados. Está claro que las personas que viven en la pobreza, debido a las condiciones de vida que experimentan, son más propensas a contraer Covid-19. Los factores de riesgo a los que se enfrentan también son institucionales y existen desde hace mucho tiempo:

«El lugar donde vives, la comida que comes, la vivienda que tienes y el tipo de trabajo que realizas lo determinan todo en tu vida.

Aunque muchas personas de color sufren la pobreza, también se enfrentan a la segregación y al racismo institucional. La pobreza no es sólo cuestión de dinero. De hecho, es multidimensional».

Compartir los espacios de búsqueda de soluciones y toma de decisiones

Maryann Broxton continúa:

  • «Ser pobre es estar avergonzado y estigmatizado, experimentar el aislamiento, que nunca se te escuche y estar excluido de la participación. Es que se te niegue deliberadamente el control o el poder sobre tus propias decisiones y tu vida. (…) Las personas en situación de pobreza son constantemente responsabilizadas de su situación, como si sus acciones y elecciones personales fueran las únicas que están en juego.
  • Sin embargo, los gobiernos nunca se responsabilizan de las decisiones deliberadas que llevan y mantienen a la gente en la pobreza, o que elevan el nivel de vida del resto.
  • ¿Estamos dispuestos a compartir el espacio y el poder para garantizar que incluimos realmente a las personas que tienen las experiencias más difíciles en la pobreza? ¿Estamos preparados para verlas como socias con igual legitimidad, cuya voz y contribución tienen tanto peso como las que tradicionalmente se solicitan en la búsqueda de soluciones y en los procesos de toma de decisiones?».

Hacia una solidaridad internacional

Y para concluir, añade:

  • «Lo que el COVID-19 ha hecho extremadamente bien es demostrar cómo nuestro bienestar común está interrelacionado. Sólo estaré bien si alguien que vive en Madagascar está bien. No habrá problemas aquí, si no los hay en Alemania, Bolivia, etc. No se trata de una cuestión de caridad. Es una cuestión de reciprocidad: creer que la persona que vive a tu lado o al otro lado del mundo tiene tanto derecho a la justicia, la dignidad y el bienestar como tú. Con esta condición tomaremos las decisiones necesarias y decididas para recuperarnos de la pandemia y acabar con la miseria«.