Reflexión sobre la conmemoración del 17 de octubre

Mark Hogan es miembro del Comité irlandés del 17 de octubre, y aliado de ATD Cuarto Mundo. Publicamos aquí su reflexión sobre el sentido que encuentra en la conmemoración del 17 de octubre como Día internacional para la Erradicación de la pobreza, y cómo ésta le ha ido transformando.

Este artículo fue publicado originalmente en la página web del Comité irlandés del 17 de octubre.


20 años de participación

Tengo el privilegio de haber participado durante estos últimos 20 años en la conmemoración anual del Día Internacional para la Erradicación de la pobreza, el 17 de octubre, primero en el Monumento a la Hambruna y después en la cercana Placa Conmemorativa a las Víctimas de la Extrema Pobreza, en el muelle de Custom House, en Dublín.

Con el paso de los años, mi comprensión del sentido de este evento ha aumentado. Se trata de una profunda expresión humana que, por su singularidad, entra en contradicción con nuestro orden mundial dominante y sus poderosas e injustas fuerzas.

  • Generalmente, las personas que viven la miseria son identificadas y definidas como personas excluidas, al margen, sin voz y sin interés para la sociedad. En el Día internacional para la Erradicación de la pobreza, están en el centro, sus experiencias son reconocidas, su historia es honrada, su resiliencia es admirada, y sus contribuciones valoradas.

Sus valientes y dignas intervenciones no sólo evocan los sufrimientos de la miseria. También hablan de sus sueños, de la esperanza de un futuro mejor, de un mundo más justo para uno mismo y para las generaciones futuras.

  • Estas intervenciones potentes, únicas, no son una llamada a la caridad o a otros actos de beneficencia. Son un grito contra la privación de los Derechos Humanos fundamentales, la petición urgente de que estos derechos, universales por su naturaleza e importancia, sean por fin respetados.

Jornada de escucha y aprendizaje

Las personas presentes escuchamos en silencio, con humildad, para sacar enseñanzas de todo esto. Nos sentimos a la vez renovados y revitalizados de cara a nuestro compromiso personal. De aquí sacamos la fuerza para trabajar por un nuevo orden mundial en el que nadie sea dejado de lado. Esto nos recuerda que no puede haber reformas viables, igualdad social, protección del medio ambiente, soluciones perennes a la pobreza económica, mientras la inteligencia, el conocimiento y la experiencia de las personas en situación de pobreza no sean reconocidos y tomados en cuenta.

La carga simbólica del 17 de octubre, de esta jornada mundial de conmemoración en la que personas en situación de pobreza vienen de los márgenes hacia el centro, dan a escuchar su voz y reclaman el reconocimiento de sus derechos, no es una pantomima buscando reconfortarnos. Es en realidad un reto lanzado a todas y todos, individual y colectivo, para criticar, reinventar un mundo más equitativo en el que la plaga de la miseria – y sus perniciosas compañeras, la discriminación y la injusticia – queden por fin erradicadas.

Esta jornada nos enseña que la persistencia de la miseria no es solamente deshumanizadora para aquellas y aquellos que la viven, sino para todos nosotros.

Joseph Wresinski fue el iniciador de la conmemoración del 17 de octubre. En 1987, durante una concentración de 100.000 personas en la plaza de la Libertades y los Derechos Humanos, en París, habló del sentido profundo de esta jornada que nos invita a asumir un compromiso diario, a lo largo de todo el año.

“Allí donde hay personas condenadas a vivir en la miseria, los Derechos Humanos son violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado”.