No dejar a nadie atrás

Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por
André Kahiro, República Democrática del Congo (RDC).

Formo parte del grupo «Familias Solidarias» de Burhiba en Bukavu, República Democrática del Congo.

Nos conocen como el «grupo de familias pobres que luchan contra la pobreza». Siguiendo el magisterio de Joseph Wresinski, hemos eliminado el término «pobres» para convertirnos en «las familias que se unen para luchar contra la miseria». Nuestra responsabilidad consiste en visitar a otras personas que viven en situación de pobreza y que se encuentran en situaciones todavía más graves que la nuestra.

Empezamos contándoles nuestra historia y aportándoles esperanza para que se integren a nuestro grupo. De no hacerlo, van a agravar aún más su situación de miseria. En nuestro grupo algunos visitan a personas enfermas, otros ayudan a reparar las calles, los caminos o los puentes en mal estado de nuestro barrio.

Regularmente unimos nuestros esfuerzos para sostener a quienes, entre nosotros, atraviesan las peores situaciones. El objetivo es no dejar a nadie atrás.
En 2013, cuando nuestro grupo decidió apoyar a una persona del grupo en la reconstrucción de su casa yo pensaba que el grupo decidiría que fuera yo, porque mi casa se encontraba en un avanzado estado de deterioro. Un perro podía sacar fácilmente a mi hijo de casa y devorarlo. Pero se decidió que fuera otra persona del grupo de familias solidarias. El Sr. K también había presentado la situación de su vivienda. El Sr. K era una persona con discapacidad y su mujer también. Nos dijo: «Cuando llueve nos tenemos que despertar y levantarnos. A los niños, incluso si duermen, les tenemos que despertar y se ponen en pie hasta que la lluvia cesa. O incluso es necesario cubrir a los niños con sacos, de lo mucho que las láminas gotean».

Enseguida vi que él tenía más dificultades que yo, porque es una persona discapacitada. Yo, tengo los dos pies, puedo caminar, luchar, contrariamente a él. Propuse al grupo que pudiéramos intervenir en primer lugar en el caso del Sr. K y después en el mío.

Pude proponerlo diciéndome que, incluso si yo pasaba la noche prácticamente al descubierto, al menos yo tengo un buen estado físico.
Es normal que nos ocupemos en prioridad de esta pareja. Estuve presente en la obra de mejora de su casa desde el principio al fin. El día que fuimos a su casa para apoyarles, el Sr. K y toda su familia estaban muy felices. Incluso su vecino que vio todo lo que habíamos aportado en forma de solidaridad y amor decidió integrar el grupo de Familias Solidarias.

Superar el interés personal en favor del interés colectivo es la base del espíritu de nuestro grupo.

Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia