Niñas y niños agentes de transformación

«Me gustaría que las casas fueran menos casas para las personas pobres porque [aquí] hay muchos bichos». Una niña de diez años fue quién escribió esta frase y uno de sus amigos la leyó, lleno de orgullo, el 17 de octubre ante un grupo de personas en el Trocadero, París, con motivo del Día Mundial para la Erradicación de la Extrema Pobreza.

  • Vive en un albergue con su familia y sus preocupaciones superan ampliamente las que tendría que tener una niña de su edad.

Muchas otras niñas y niños como ella intentan «salir adelante» pese al caos que reina su vida diaria. Cada día hacen gala de un valor extraordinario al emprender el camino hacia la escuela, al ayudar a sus familias. Pero, ¿cómo proyectarse hacia el futuro con optimismo con la mente «parasitada» tanto en sentido literal como figurado?

El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por primera vez la Declaración de los Derechos del Niño y más tarde, el 20 de noviembre de 1989, la Convención sobre los Derechos del Niño. El Día Internacional de la Infancia se apoya en estos textos para volver a poner en el centro de las prioridades de las personas adultas la importancia de mejorar las condiciones de vida de las niñas y niños y de hacer todo lo posible para ofrecerles el futuro al que tienen derecho.

Las niñas y niños tienen algo que decir

Pero, ¿cómo podemos pensar esta lucha si no escuchamos a los niños? ¿Qué es lo que quieren? Cada vez más, las niñas y niños crecen en un mundo donde la sociedad piensa en su lugar, donde deben adaptarse a un molde y seguir las exigencias del éxito. A quienes no logran seguir estas exigencias se les aparta. Este mundo a dos velocidades se vive al mismo tiempo en el ámbito local, en las escuelas, pero también en el ámbito de todo el país. Sin embargo, cuando se crean las condiciones para que las niñas y niños puedan expresarse y se presta atención a lo que dicen, sus palabras están cargadas de una sabiduría benevolente y de una verdadera ambición para la humanidad. Las niñas y niños tienen algo que decir y reclaman que se les tome en serio. Nos invitan a unirnos a partir de lo que hace de nosotros seres humanos. «Quiero que todo el mundo tenga alegría, quiero que las personas sean felices».

ATD Cuarto Mundo está presente en 30 países de todo el mundo y lleva a cabo acciones con las niñas y niños y sus familias para que se respeten sus derechos y que puedan vivir en un medio ambiente digno, que puedan cursar estudios de su elección y acceder a la cultura así como ser impulsores de las decisiones políticas que les afectan.

Acciones que ayudan a las niñas y niños a transformar sus comunidades

Los equipos de Bibliotecas de Calle de ATD Cuarto Mundo llegan hasta las niñas y niños allí donde viven, en los barrios más aislados, para ofrecerles espacios de tranquilidad y de paz, sobre una lona, rodeados de cajas con libros. Las niñas y niños vuelven a encontrar el placer de la lectura y amplían su horizonte. En este espacio lo que cuenta no es el resultado sino la calidad de lo que se vive, las relaciones de amistad que se crean, las hermosas historias y las imágenes que cada cual llevará en un rincón de su cabeza.

En Marsella, en un edificio ocupado, durante una Biblioteca de Calle, las niñas y niños plantaron flores en macetas que llevaron a sus viviendas construidas con retazos. A la semana siguiente, una niña se acercó corriendo hacia los animadores, entusiasmada, diciendo: «Cuando vuelvo de la escuela la riego y mientras duermo, ¡crece!» Todos las han cuidado con amor. Las niñas y niños saben reconocer la belleza de las pequeñas cosas y recibir la magia del mundo: ¡y transmitírnosla!

Con Tapori, una corriente de amistad entre niñas y niños de todos los ámbitos de la sociedad y de todo el mundo, comparten sus realidades, piensan juntos lo que les cuestiona y se movilizan para encontrar una solución a situaciones de injusticia. En Bukavu, República Democrática del Congo, niñas, niños y jóvenes de distintos grupos Tapori se reúnen regularmente, ponen en común su valentía, sus esfuerzos y los pocos medios que tienen para llevar a cabo iniciativas de trabajo solidario y ayudar a las personas en situación de pobreza a reparar sus deterioradas viviendas. Al ver esta movilización, el entorno de estas personas se siente interpelado y las vecinas y vecinos se suman a este trabajo y a partir de entonces están más atentos a la hora de apoyar a sus vecinos en situación de dificultad.

Cada verano, ATD Cuarto Mundo organiza en algunos barrios los Festivales del Saber y del Arte que son una ocasión de reunirse en torno de talleres de calle culturales y creativos mediante los que se alienta la participación de todo un barrio. Vecinas y vecinos, colaboradores asociativos e institucionales, diferentes participantes o miembros de ATD Cuarto Mundo, se invita a todas las personas a intercambiar sus conocimientos prácticos. Allí también son los niños los que provocan la fiesta: van a llamar a cada puerta para invitar en mano a las personas, pintan banderolas y, con su presencia y risas, llenan de alegría las calles somnolientas bajo el calor del verano. «Todos hablaban unos con otros, todos reían juntos», cuenta un niño de Rennes.

Las niñas y niños preparan el mundo del mañana. Pero lo construirán a partir de lo que las personas adultas les hayan permitido ver y sentir. ¿Qué es lo que decidimos que debe nutrirles? ¿Vamos a seguir «armándoles» para que sobrevivan en un mundo en el que reinan las desigualdades, el individualismo, la violencia y el miedo?; o, por el contrario, ¿vamos a ayudarles a expresar su inclinación natural hacia el altruismo, la cooperación, compartir, la alegría, la curiosidad, la belleza y la preocupación por la Vida? ¿Qué mundo queremos para mañana?

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