«La sociedad y las instituciones no pueden dejar que el 51 % de la población mundial “quede en el olvido”»

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Como parte de la 69º Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas, Kathleen Saint-Amand, militante de ATD Cuarto Mundo en EE UU y miembro del equipo de Nueva York, participó en el panel de discusión de UNICEF «Años de su vida: Protección social con perspectiva de género a lo largo de la vida» el 13 de marzo. Kathleen, como ponente invitada, abordó por qué el 26 % de los niños viven en la pobreza en la ciudad de Nueva York (un ratio mucho mayor que en muchas otras regiones del mundo), por qué las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por la pobreza y qué es necesario para fortalecer la protección social de mujeres y niñas.
El discurso completo de Kathleen:
Gracias por presentarme y por la oportunidad de hablar aquí hoy.
Para entender por qué el 26 % de los niños de la ciudad de Nueva York viven en una situación de pobreza, primero debemos reconocer las causas que son raíz de la pobreza: la avaricia y la naturaleza reaccionaria o incluso inactiva de muchas de las estructuras políticas en cuanto al bienestar social de sus ciudadanos. Cuando se abordan estos elementos, vemos cambios significativos en el bienestar de mujeres y niñas en situación de pobreza.
Los niños se ven ampliamente afectados por la pobreza en Nueva York por el inasequible coste de la vida y la general falta de conocimiento y fundacion de programas que puedan proteger a los niños de la pobreza y como acceder a ellos. Estos programas a menudo tienen unos requisitos de salario que una familia puede exceder ligeramente en el papel, pero, en realidad, sigue estando en una situación de pobreza. La grandiosidad asociada a la Ciudad de Nueva York y su cultura juega un gran papel porque evita que las personas aborden la rampante gentrificación, los crecientes costos de vida y la falta de oportunidades, desechándolos en cuanto son mencionados, cuando la verdad es que estos factores son el motor de la pobreza.
Cuando naces mujer, estas automáticamente tres pasos por detrás de la sociedad e incluso más lejos si eres una mujer negra. Una investigación en los Estados Unidos ha demostrado que se considera que, desde la pronta edad de 5 años, los niños negros no necesitan tantos cuidados como sus compañeros blancos debido a un prejuicio implícito. En la escuela, las niñas negras son castigadas en mayor medida y reciben castigos más duros que sus compañeras blancas; incluso se cuestiona y escudriña nuestro pelo. El dolor físico y los problemas de salud de las mujeres negras no se toman en serio, lo cual es uno de los muchos factores que causan las altas ratios de mortalidad materna e infantil de las mujeres negras hoy en día, incluso en una nación rica como Estados Unidos.
Se espera que las niñas soporten vergüenza, hambre, miedo, miseria y estrés y que luego salgan indemnes, como seres humanos normales y equilibrados. Se nos impone un gran peso que debemos llevar como niñas y luego se espera que sepamos protegernos de los peligros del mundo, pero se nos niega la habilidad de hablar por nosotras mismas cuando más necesario es. La pobreza, causada por un sistema de protección social injusto e inadecuado, agrava esta situación.
El trauma causado por la pobreza, que las niñas experimentan en la infancia y que conlleva un estrés tóxico que puede afectarles a lo largo de sus vidas, siembre está esperando a la vuelta de la esquina.

Yo crecí en situación de pobreza, pero no fui una niña desatendida en absoluto. Mi madre no me falló como progenitora; el sistema de protección social le falló a ella, catapultándonos hacia la pobreza.
A los 8 años, pasé de dormir en mi propia cama a hacerlo en el suelo enmoquetado del apartamento de mi tía. Sabía que otros niños podían ver lo que me faltaba y que iban a molestarme por ello. Es difícil empatizar con tus compañeros cuando has tenido que enfrentar la vida como un adulto. Debido a una política de admisión de dos maletas en un albergue para personas sin hogar, de repente tuve que decidir en una acera llena de gente cuáles de mis posesiones iba a quedarme y cuáles iba a tirar. ¿Cómo iba a poder volver a la escuela y hablar de música y películas cuando mi vida había dado un vuelco?
Debemos erradicar la pobreza para evitar esta experiencia a niñas y mujeres. Todos hemos enfrentado y enfrentaremos dificultades inevitables en la vida, pero la pobreza no tiene que ser una de ellas. No hay excusa.
Por eso la protección social debe tener perspectiva de género, ser consciente de las diferencias culturales y ser antirracista, responder ante el trauma para reducirlo y completamente inclusiva para TODAS las mujeres y niñas. Lo que es más importante, debe estar completamente financiada.
La pobreza continuara siendo cíclica a menos que el sistema de protección social sea diseñado para tener perspectiva de género. La sociedad y las instituciones no pueden dejar que el 51 % de la población mundial «quede en el olvido».
Debemos proveer para las niñas y mujeres que han enfrentado la pobreza con numerosos recursos (consejeros, mentores, ayuda legal) y estos deben diseñarse para abordar la compleja naturaleza de la pobreza.
En vez de aceptar falsas narrativas sobre la pobreza o culpar a la víctima, debemos creer a las mujeres y niñas, sobre todo a las mujeres y niñas negras. Si queremos un futuro mejor, debemos hacer que curar personas sea nuestra misión.
Finalmente, debemos incluir a las personas más afectadas, mujeres y niñas que han experimentado de primera mano la pobreza, en las mesas de toma de decisiones. Su conocimiento que viene de la experiencia es crítico para cualquier diseño, implementación y revisión de las protecciones sociales.
Gracias por su atención.