Hacia una Europa que no deje a nadie atrás

El 19 y 29 de diciembre de 2016 se celebró la Universidad Popular Cuarto Mundo en Bruselas.

Durante dos días diferentes delegaciones de las Universidades Populares de varios países (Bélgica, España, Francia, Irlanda, Países Bajos y Reino Unido) pudieron dialogar con representantes de las instituciones europeas y con agentes de terreno del sector asociativo para «diseñar y construir juntos una Europa de paz y de igual dignidad«. Han buscado como lograr avances en dos derechos esenciales en la lucha contra la pobreza que son: el derecho a una existencia legal y el derecho a contar con medios de subsistencia dignos.

Estos dos temas integran las «14 propuestas para una Europa sin pobreza ni exclusión» que surgieron del trabajo de la Universidad Popular Cuarto Mundo de 2014. Estos temas se han trabajado conjuntamente en las Universidades Populares locales para preparar la Universidad Popular Cuarto Mundo Europea de 2016. Durante el 19 y el 20 de diciembre, las personas participantes han intercambiado ideas, aportando cada una de ellas la diversidad de sus experiencias y de su conocimiento específico.

La experiencia de las personas que viven en situación de pobreza revela una vez más las desigualdades que sufre la ciudadanía europea en cuanto a sus derechos. Constituyó el punto de partida para pensar las distintas soluciones que se pueden aportar en el ámbito europeo y nacional, para lograr el efectivo cumplimiento de los derechos.

El derecho a una existencia jurídica para quienes viven en el territorio

  • Instamos a la Unión Europea a garantizar a todas las personas que viven en suelo europeo el derecho a existir jurídicamente. (Propuesta 1ª de la Universidad Popular Cuarto Mundo Europea de 2014)

«No soy yo el que me escondo, son las demás personas las que me ocultan.»

Muchas personas en Europa no existen desde un punto de vista legal, no están reconocidas, a pesar de que este derecho está protegido por el artículo 16 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que proclama el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica. Como consecuencia de esto, no gozan de ningún derecho (participación en la ciudadanía, trabajo, salud, vivienda, derecho de voto, etc.). No aparecen en las estadísticas. Muchas personas migrantes, romaníes y solicitantes de asilo se encuentran en esta situación, ciudadanas y ciudadanos de la UE residentes en otro país, personas que han sido borradas o que no están inscritas en el registro civil, además de muchas personas sin hogar que viven en la calle o en cámpines, como ilegales en su propio país. Toda una diversidad de situaciones desde el punto de vista administrativo, sin embargo, para las personas se trata de la misma inseguridad grave, en ocasiones vivida durante varios años.

Las personas participantes han podido explicar su situación como «ciudadanía fantasma» en Europa. Vivir sin documentación o sin un estatuto legal conlleva múltiples consecuencias a la hora de acceder a los derechos: «Los prolongados e inciertos procedimientos deterioran la salud mental». «Una persona aunque es ciudadana europea ha tardado trece meses en conseguir su número de la seguridad social en el Reino Unido. Sin este número no se puede trabajar ni abrir una cuenta bancaria». Una persona de Países Bajos pudo expresar la violencia que supone el hecho de no existir para las demás personas:

  • «Tenía un empleo pero ya no estaba inscrito en el registro civil de las personas, mi patrón lo descubrió y me despidió. Los servicios sociales me dijeron: ‘Usted no existe’«.

En España, a ciudadanas y ciudadanos que viven en situación de vivienda precaria se les niega la inscripción en los registros civiles locales. En el sudeste de Europa, varias generaciones no cuentan con certificados de nacimiento porque no pueden dar a luz en el hospital. Sin embargo, es la maternidad del hospital la que facilita el documento que normalmente se acepta para lograr acceder al derecho a la identidad. Por otra parte, a causa de las recientes guerras muchas personas han sido borradas de los registros.

Una solución propuesta es mejorar los procedimientos con plazos determinados de antemano que se respeten. Si al cabo de dicho plazo no se hubiera tomado una resolución, se ha propuesto que se aplique automáticamente una decisión en favor de la persona. Asimismo habría que aumentar los medios para hacer frente a los desafíos.

Otro recurso en el ámbito europeo es: la Carta Social Europea, ratificada por todos los países europeos y que concierne a toda persona que viva en territorio europeo. Esta Carta establece las obligaciones de los Estados respecto a los derechos fundamentales (trabajo, salud, educación…). Entre estos derechos, algunos se aplican también a las personas que se encuentran en una situación irregular en el territorio. Para ampliar la protección que ofrece la Carta Social Europea sería necesario que todos los países de la UE ratificaran la Carta Social (revisada) así como el protocolo adicional a la Carta que incluye las reclamaciones colectivas.

Garantizar medios de subsistencia adecuados

  • Instamos a la Unión Europea a que elabore una directiva sobre el derecho a contar con medios de subsistencia adecuados para todas las personas, que incluya una renta mínima digna en todos los países miembros y que tenga en cuenta el coste de la vivienda. (Propuesta 8ª de la Universidad Popular Cuarto Mundo Europea de 2014)
Fatiha Ziane, militante Cuarto Mundo

«No resulta evidente, cuando hemos pagado todo, decir siempre que no a nuestras hijas e hijos.»

Muchas personas en Europa viven en una situación de angustia permanente pues carecen de todo, se preguntan cómo van a poder terminar el mes, cómo van a hacer para alimentar a sus hijas e hijos. También dicen «la vivienda nos cuesta una fortuna y de ningún modo nos llega el dinero«.

En un contexto difícil de falta empleo, una «renta mínima de existencia» garantiza una seguridad de base. Existe en la mayoría de países de Europa, a excepción aún de Italia y de Grecia. Cuando no se cuenta con un ingreso garantizado en ciertos países, ¿qué queda para poder vivir?

  • «C. vive en Italia sin ningún tipo de ingresos, lo que tiene consecuencias para su salud. Depende de empleos precarios, no declarados, de la asistencia, tiene que ir a comer a las «mensas» (comedores sociales). La respuesta de las autoridades italianas no está a la altura: en algunas ciudades se ofrece a las personas una tarjeta de compra con un crédito por valor de 80 euros por mes…»

Las personas participantes insistieron en afirmar que el nivel de esta renta era con frecuencia insuficiente. «Con mis problemas de salud, cuando he cubierto todos los gastos médicos y la vivienda, me quedan cincuenta euros para el mes«. Además, no todas las ciudadanas y ciudadanos pueden acceder a esta renta debido a la complejidad de procedimientos para su obtención, porque la información es inaccesible para las personas que viven en situación de extrema dificultad o inclusive debido a las condiciones de atribución de dicha renta.

En Bélgica, como en otros países, esta renta no es de atribución individual y su cuantía varía según se considere a la persona beneficiaria como una persona «aislada» o en situación de «cohabitación». «Mi hija ha obtenido un empleo. Se consideraba que cohabitábamos como una pareja puesto que ganaba dinero y que compartíamos la misma vivienda. Tanto mi renta mínima como la ayuda a la vivienda disminuyeron. Mi hija se marchó de casa para que yo no perdiera dinero, pero no era lo que nosotras queríamos. No debieran tener en cuenta los ingresos de mi hija puesto que está empezando en la vida«.

Varias personas han recordado la profunda aspiración de las personas a tener un empleo con un salario decente. «Una renta mínima sí, pero prefiero tener un salario. Las personas trabajan y viven en la pobreza: el número de personas en esta situación aumenta en Europa. Si el salario no es decente, las condiciones de vida no pueden ser suficientes«.

Las personas que participaron a la Universidad Popular Cuarto Mundo Europea trabajaron en la elaboración de documentos que presentan propuestas para que la renta mínima garantice a toda la ciudadanía y a las personas residentes en Europa condiciones dignas de existencia:

  •  el sistema de renta mínima debe ser lo más universal posible (para todas las personas que viven en territorio europeo);
  •  la renta mínima debe ser de atribución individualizada;
  •  hay que separar la renta mínima de las ayudas a la vivienda (que conciernen a la unidad familiar);
  • mejorar la ayuda a la vivienda (los sistemas de renta mínima son con frecuencia insuficientes para cubrir el alquiler y los gastos).
Elena Flores (Comisión Europea)

«Quiero agradecer este diálogo tan enriquecedor, he aprendido mucho«, ha concluido un representante del Consejo Económico y Social Europeo. «Les pedimos que nos sigan ofreciendo este tipo de información para poder abordar estos problemas«.

Delegados del CESE presentes en la sesión público : Adridna Abeltina, Seamus Boland, Irini Pari

Fotos ©ATD CuartoMundo