Festival del Saber en Honduras: despedir un año de creatividad

Del 3 al 11 de diciembre tuvo lugar en Tegucigalpa el tradicional Festival del Saber en el que niños y niñas del sector Flores de Oriente, en la Colonia Nueva Suyapa, y del barrio La Bolsa de Comayagüela se dieron cita para vivir la alegría de los libros, juegos, cuentos y manualidades.

Además del grupo de miembros de ATD Cuarto Mundo de Honduras, este año se contó con la participación de dos jóvenes guatemaltecos que se unieron para colaborar y conocer el compromiso de los jóvenes hondureños.

El Festival del Saber es un tiempo de encuentro y de compartir conocimiento entre niñas, niños, jóvenes y familias. En Flores de Oriente, doña Nolvia ofreció el patio de su casa para que sirviera de centro de encuentro de niños y niñas. En el barrio La Bolsa, el Festival del Saber se ubicó en un pequeño parque infantil. El Festival fue una ocasión para que animadores y animadoras se movilizaran para compartir lecturas de libros, juegos, cuentos y diferentes talleres manuales alusivos a las fiestas navideñas. Juntos lograron que cada ocasión fuera un tiempo de diversión, alegría y paz.

«Para mí —dice Yeison Antonio Gómez, uno de los jóvenes animadores de Guatemala— fue una experiencia muy bonita apoyar en el Festival del Saber junto a los animadores de Honduras. Me encantó haber convivido con los niños… poder estar con ellos da alegría…

  • aprendí cosas nuevas con ellos como también aprendí a compartir con los jóvenes… ver su entusiasmo por las Bibliotecas de Calle, su puntualidad… Para mí ha sido una experiencia inolvidable que espero volver a vivir con nuevos niños».

Asimismo, Luz Emilia Sánchez de Honduras, nos dice: «En mi corazón siempre sentí que tenía que volver a encontrarme con las familias de Flores y La Bolsa, porque desde hace años no lo hacía. Ir y encontrar a las familias y ver cómo han crecido los niños me dio mucha alegría. Al compartir nuevamente me di cuenta de la felicidad que compartimos, y de que siempre están ahí esperando nuestra llegada. Eso me hizo pensar y sentir que tengo que seguir compartiendo».

  • «En resumen —explica Lilian Orellana—, este Festival ha sido un tiempo de encuentro en donde se crean nuevos lazos y se fortalecen los que ya hemos construido a lo largo del año. Son momentos que nos llenamos de alegría, momentos de ver muchas sonrisas y de mucho compartir al lado de nuestros pequeños amigos y las familias más golpeadas por la pobreza».

El Festival del Saber es un tesoro que los niños esperan cada día con ilusión. Para una persona voluntaria es un tiempo precioso que entrega para multiplicar sonrisas y creatividad. Durante el Festival, ganamos la experiencia de un niño o una familia que queda en nuestro corazón y que nos motiva a continuar con nuestro compromiso durante el siguiente año. «Ellos nos esperan —explican los animadores— ¡y nosotros regresaremos para encontrarles y aprender juntos!».