En 1985, mil jóvenes debaten sobre el futuro en la sede de la OIT

El 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores es una buena oportunidad para dar visibilidad al trabajo no reconocido, y definido como informal, de personas en situación de pobreza, con frecuencia alejadas y poco representadas por el ámbito del trabajo asalariado. En efecto, en todo el mundo las personas en situación más grave de pobreza desarrollan habilidades prácticas que no son reconocidas por la sociedad y que les permiten crear actividades generadoras de recursos y redes de solidaridad.
En este día proponemos artículos que rindan homenaje a estas personas invisibles que, sin embargo, a su escala, contribuyen a preservar los recursos limitados del planeta y a reafirmar una economía más humana.

Todas las manos son útiles para transformar la tierra.

Este año celebramos el centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se creó al finalizar la primera guerra mundial para afirmar que la paz llegará de la mano de la justicia social; este año del centenario el tema es Impulsar la justicia social, promover el trabajo decente. Muchos miembros de ATD Cuarto Mundo nos recuerdan lo importante que fue para ellos la movilización y el posterior encuentro de mil jóvenes de todo el mundo en la sede de la OIT en Ginebra durante el Año Internacional de la Juventud en 1985.

  • Actualmente, cuando parece que la economía quiere prescindir cada vez más de los seres humanos, su mensaje «todas las manos son útiles» es, más que nunca, central para avanzar hacia la justicia y la paz.

Como escribía Joseph Wresinski en la editorial de la revista Feuille de Route en mayo de 1985:
¿Por qué razón los jóvenes de ATD Cuarto Mundo han solicitado poder asistir a Ginebra y cómo, una organización internacional importante, puede mostrarse sensible y conmoverse a partir de la expresión de jóvenes de las familias más desfavorecidas? La respuesta nos la dan los propios jóvenes […] : «Queremos aprender un oficio, queremos asentar nuestro futuro en el trabajo, no queremos ser inútiles». Por eso han decidido acudir a Ginebra y poder establecer un diálogo con las más altas autoridades del mundo laboral.

Joseph Wresinski y Francis Blanchard encuentro de jóvenes OIT – Ginebra 1985©Luc Prisset / ATD Cuarto Mundo / Centro Joseph Wresinski

El director general de la OIT se dirige a los jóvenes: «La OIT es vuestra casa»

De este modo se invitó a mil jóvenes de todos los continentes a asistir a la sede de la OIT en Ginebra, Suiza, el 27 de mayo de 1987. Allí les recibió el Sr. Francis Blanchard, director general de la OIT, posteriormente aliado de ATD Cuarto Mundo, con las siguientes palabras: «Estoy contento de poderles recibir en esta casa que es la suya. […] Aquí hoy sois mil jóvenes reunidos, pero podrían ser millones quienes exigen en primer lugar reconocimiento y respeto, quienes piden poder reunirse con otros jóvenes y construir con ellos un mundo más fraterno. No hay ningún lugar en el mundo donde pueda se tenga mejor en cuenta este llamamiento que en Ginebra, este lugar que ha hecho de la defensa de la juventud y del empleo juvenil, una de sus luchas principales. […]

  • Este encuentro no es un punto final, sino el punto inicial de un camino que, sin duda, será largo y difícil, pero que se apoyará en vuestra esperanza tenaz en construir el mundo futuro.

No ahorraremos ningún esfuerzo para que vuestro sueño se haga realidad». El Sr. Francis Blanchard invitó a todos los funcionarios a sumarse a la juventud y trabajar conjuntamente.

Una juventud que quiere construir el mundo

Joseph Wresinski preguntó a los jóvenes qué es lo que querían realizar en su existencia. Pregunta que, en reiteradas ocasiones, todos se plantean. «Construir el mundo»; fue la respuesta recurrente. Este deseo de dar un sentido a su existencia es bastante universal. Entonces, dirigiéndose a los jóvenes, el padre Joseph afirmó:

«Muchos hemos conocido desde niños la extrema pobreza. Creemos que la fraternidad nos hace libres, que quienes luchan por la justicia y la verdad pueden convencer, que la humanidad es portadora de una fuerza de transformación inimaginable. Muchos de nosotros llevamos ya tanto tiempo luchando para vivir que nos atrevemos a decir que el mundo está bien hecho, a condición de que hagamos un uso adecuado de él. […]

Nosotros, jóvenes, somos ciudadanos como todos los demás. Vivimos en una tierra donde nuestras familias y nuestros antepasados han trabajado duramente. Vivimos en pueblos, ciudades y barrios donde nuestras familias sufrieron y se amaron, asentamientos informales donde se les humilló, terrenos abandonados donde corremos el riesgo de expulsión.

  • Muchas y muchos de nosotros desde muy pequeños trabajamos para apoyar a nuestras familias y contribuir a su alimentación, pero hoy queremos hacer algo más. En colaboración con aquellos de nosotros que han tenido más oportunidades, mejor atención sanitaria o instrucción, queremos que en esta tierra, gracias a nosotros, todas las personas tengan la oportunidad de vivir y de ser respetados.
Encuentro juventud OIT – Ginebra 1985©Luc Prisset / ATD Cuarto Mundo / Centro Joseph Wresinski

Nuestras manos son útiles, nuestro conocimiento es útil

Hoy más que nunca, la pobreza es un hecho inaceptable e incomprensible. Hoy más que nunca, los seres humanos tienen los medios materiales y técnicos para superar la extrema pobreza.

Queremos eliminar las fronteras y nosotros mismos ya las estamos eliminando, porque sabemos que son obstáculos que impiden que la tierra proporcione trabajo a todas las personas, que impiden el establecimiento de la paz entre los seres humanos, que les impiden repensar la verdad, vivir la libertad y liberarnos de la opresión y la explotación. Nosotras y nosotros, jóvenes, de ahora en adelante, queremos ser saboteadores de fronteras, queremos ser quienes las eliminen hoy y quienes las hagan desaparecer mañana. […]

Nuestro desafío como jóvenes consiste en confiar que nuestras manos son útiles, que nuestro saber es útil, que nuestra solidaridad puede transformar el mundo. […]».

Consulte el texto completo de la Intervención de Joseph Wresinski en la OIT 1985.