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Dibujo: Ferrocarril, La fête de clôture avec Les Pierrots, troupe de théâtre de rue, 1989 © Jean Pierre Beyeler / ATD Cuarto Mundo / CJW AR0200104016-1


Mensaje de Bruno Dabout, Delegado General del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.

“El tiempo apremia… ¿Ha llegado el momento en el que los pobres dejarán de tener miedo y vivirán por fin la fiesta?”

Padre Joseph Wresinski

Aunque muchas regiones del mundo se encuentran todavía afectadas por la crisis sanitaria, somos muchas las personas que esperamos encontrarnos en familia o con nuestras amistades en las próximas fiestas. Esto me recuerda lo que significa la fiesta cuando la miseria separa a los que se quieren.

Hace dos años, Martine, militante Cuarto Mundo nos contó la noche de Navidad que acababa de vivir:

  • “Más de un centenar de personas: militantes desde hace mucho tiempo, sus hijos, algunos convertidos en jóvenes adultos, y aliados que yo trataba desde hacía mucho tiempo. ¡Qué alegría ver que los más antiguos se habían atrevido a traerse con ellos a un vecino que sabían que estaba solo, o a una familia alojada en el mismo centro de acogida! Después de tantos años pasados sacando a familias del olvido, haciéndoles ocupar el sitio que les devuelve al corazón de las luchas y de las fiestas compartidas, ¡esas mismas familias son las que se preocupan ahora por los ausentes!
  • Un gran salón decorado, mesas bonitas, una maga cuyos trucos provocan exclamaciones de admiración: “¡Oh!”, un malabarista que vino a compartir su talento con los más pequeños.
  • Reímos, cantamos a voz en grito, bailamos hasta la extenuación.
  • El contraste entre esta libertad y todo lo que perturba su vida cotidiana es impresionante. Hay jóvenes de 17 a 25 años, algunos de ellos padres o madres de familia cuyos hijos ya están tutelados.
  • ¡Es hermosa toda esta juventud y es dolorosa al mismo tiempo! ¿Cuántos trabajan hoy en día? Ninguno. ¿Cuántos tienen una formación? Uno o dos, me parece, pero ninguno de ellos ha encontrado trabajo. ¿Quién ha aprobado sus estudios escolares y ha accedido al instituto? Nadie.
  • Cindy tiene apenas 20 años. Le han retirado la tutela de su hijo de tres meses. Ella misma pasó toda su infancia en acogida. Enzo tiene 20 años también. Para vencer su soledad y hablar con alguien, va tres o cuatro tardes por semana a la sala de espera de urgencias del hospital. Precisamente ahí ha encontrado a su nueva compañera que tiene ya un niño tutelado. “Estando juntos, la miseria será tal vez menos pesada y nosotros, al menos, nos comprendemos”.
  • Saber que, contra viento y marea, estos jóvenes están llenos de esperanza me da vértigo.
  • Tengo muchas dudas y una gran admiración y confianza. No quiero que se me olvide nunca que ellos creen en nuestro Movimiento. Ponen sus vidas en el centro de las nuestras, no para que les agobiemos, sino para que lo insoportable de su vida nos transforme, y que, con ellos, luchemos para que esto cambie.
  • En medio de la fiesta, sin previo aviso, Gaëlle, de 12 años, tomó el micrófono: “Estoy contenta de estar aquí con vosotros. ATD Cuarto Mundo es mi familia. Es alegría y felicidad porque nos escuchan y nos respetan. Aprendemos mucho y, sobre todo, nunca nos dejan caer. Estoy orgullosa de mi madre, de todos los esfuerzos que hace para luchar en su vida. Ella sola no lo conseguiría porque la vida es demasiado dura. Todos tenemos derecho a la felicidad. Así que gracias a todo el mundo por estar contentos de estar aquí. ¡Os quiero a todos!” Y empezó a cantar «Mon amant de Saint-Jean».
  • Es entonces cuando la fiesta se convierte en ese tiempo que nos vincula con los demás, nos damos fuerzas, donde se disfruta la alegría de vivir y la libertad. Ese momento que reúne, en paz, a personas que nunca se hubieran encontrado de otro modo”.

Gracias, queridos amigos y amigas, por ayudarnos a reunir las condiciones para que ésta sea la fiesta de todos y todas.

Desde ahora, con vuestro apoyo, vamos a continuar, con una energía renovada, la lucha contra la persistencia de la miseria: conservar o recuperar lazos con niños y niñas; acceder a una educación de calidad; conseguir una formación o un empleo; y, como dice Gaëlle, sobre todo, no abandonarnos nunca los unos a los otros.

Muy felices fiestas.