Concretar la dignidad para todas y todos: mensaje de Aye Aye Win, Presidenta del Comité Internacional 17 de Octubre

Mensaje de Aye Aye Win, Presidenta del Comité Internacional 17 de Octubre.

El 17 de octubre conmemoraremos el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, un día reconocido por las Naciones Unidas para honrar a los millones de personas que padecen la violencia silente y persistente de la pobreza. En este año 2023, nuestro enfoque es “el trabajo decente y la protección social” como impulsores de la realización de la dignidad desde un punto de vista práctico.

El derecho al trabajo : Promessa y realidad

El derecho al trabajo ha sido prometido para cada una y uno de nosotros en la Declaración Universal de Derechos Humanos y reafirmado en el derecho internacional vinculante en materia de derechos humanos, así como en la Agenda 2030 – los objetivos de las Naciones Unidas. Sin embargo, la realidad del trabajo decente y la protección social, especialmente para quienes viven en extrema pobreza, no cumple con esta promesa.

  • Muchas personas en situación de pobreza trabajan en la economía informal, sin estar registradas, reconocidas ni protegidas por la legislación laboral, enfrentando diariamente condiciones difíciles y peligrosas.

Personas excluidas de la sociedad

Las personas más excluidas no tienen otra opción que aceptar situaciones inaceptables y a menudo son vistas y tratadas como “desechables”. A pesar de trabajar largas horas y tener múltiples empleos, no logran ganar lo suficiente para mantenerse a sí mismas y a sus familias.

Las personas más excluidas realizan trabajos valiosos; por ejemplo, han sido pioneras en la reparación, la reutilización y el reciclaje, décadas antes de que el concepto de “economía circular” o “verde” se popularizara. A pesar de su contribución económica, social y medioambiental, su trabajo no es reconocido o incluso es rechazado por la sociedad.

Las mujeres, que constituyen la mayoría de la fuerza laboral informal, suelen ser las menos remuneradas, las más marginadas y las más expuestas al acoso laboral. Una vez más, aunque el trabajo de las mujeres contribuye a la familia, la sociedad y la economía en su conjunto, los cuidados y el trabajo doméstico no son reconocidos, no son remunerados, están subvalorados y no se consideran en las agendas políticas.

En la próxima década, mil millones de jóvenes intentarán ingresar al mercado laboral, pero la probabilidad de encontrar un trabajo decente será escasa para la mayoría de ellos.

Un mejor futuro

Para construir un mejor futuro para la juventud, para los dejados atrás, para todas y todos nosotros, pedimos un trabajo decente, un trabajo que ofrezca un salario justo, un salario de subsistencia, en condiciones seguras. Un trabajo decente que libere el potencial de la economía circular, un trabajo que se pueda conseguir en los barrios abandonados donde viven las personas más excluidas. Un trabajo decente que permita controlar los ingresos y transformar las relaciones de poder desiguales en el trabajo. Un trabajo decente que aborde las dimensiones ocultas de la pobreza, que fomente la cohesión invitando a las personas excluidas a reintegrarse a la vida pública. Un trabajo decente que garantice la seguridad de los ingresos para que las personas puedan planificar su futuro con confianza, salir de la pobreza persistente y vivir con dignidad.

Hacia protección social universal

La vida está llena de incertidumbres y cada persona, incluidas las que no forman parte de la fuerza laboral –niños, personas mayores y quienes no pueden trabajar–, tiene derecho a la seguridad del ingreso y protección contra riesgos que amenazan su bienestar. Hay tanta riqueza en este mundo y sólo se necesitan las decisiones políticas adecuadas para que la protección social universal se convierta en una realidad. Cuando diseñamos sistemas de protección social, no deberíamos hacerlo desde los lujosos despachos de ministros o responsables políticos, sino desde los hogares, comunidades y barrios abandonados de las personas beneficiarias, con su plena participación, para que los fondos no se desperdicien en procesos administrativos complicados, sino que lleguen donde más se necesitan.

El 17 de octubre brilla como un rayo de esperanza, un día para que las personas más alejadas tomen el lugar que les corresponde como máxima prioridad en las decisiones políticas, un día para recordarnos que tomemos la dignidad humana como guía en todas las decisiones, un día para unirnos y comprometernos a trabajar juntos para concretar la dignidad para todas y todos.


Aye Aye Win, Presidenta del Comité Internacional 17 de Octubre © ATD Quart Monde