El Movimiento en los hombros de sus miembros

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Del 14 al 23 de junio pasado Alberto Hugarte y Mariana Guerra, de la Delegación Regional, visitaron al equipo de ATD Cuarto Mundo de Jean Rabel en Haití. Éste es el relato de Alberto.

Llegamos por la ciudad de Cap-Haitien al norte de la isla y de allí en un viaje de 14 horas arribamos a la comuna de Jean Rabel, no tanto por las distancias, sino por los desvíos que debimos tomar para evitar zonas de conflicto y principalmente por el estado desastroso de la carretera.

Alberto, Leconte, Erzulia y Mariana

Haití, su historia y su contexto

Llegar a este país es encontrar un pueblo que, a lo largo de su historia ha hecho frente a enormes adversidades: nació a la vida independiente el 1 de enero de 1804, época turbulenta y de grandes cambios en el mundo. Haití fue la primera república independiente de la América Latina y del Caribe y fue también la primera república de esclavos.

Al independizarse, tuvo que asumir el peso de una deuda impagable impuesta por la Francia de Napoleón a cambio de su independencia; deuda que le tomó más de un siglo en pagar y que fragilizó las posibilidades de una construcción nacional en la que los diferentes grupos conformantes de la sociedad haitiana: mulatos, negros libertos y esclavos (quienes acababan de recobrar su libertad) se pudiesen encontrar en un proyecto común de país.

Esta fragilidad estructural y las diferentes intervenciones de Estados Unidos que violaron el suelo haitiano en repetidas ocasiones, bloquearon los esfuerzos propios por consolidar un proceso de desarrollo, que responda a los intereses del país.

Este es el contexto histórico de una dura realidad. Si bien el terremoto del 12 de enero del 2010 dejó gran parte del país en escombros y luego unos años después, la fiebre del cólera vino a agravar la situación, desde el asesinato del Presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, la situación del país es calamitosa, ello debido al accionar de bandas armadas que ante la fragilidad del Estado han tomado el control de amplias zonas de la capital y de la parte central del País, la región de Artibonite.

La fuerza de un pueblo

En medio de la violencia que hoy caracteriza la situación del país, es increíble ver la fuerza de un pueblo que continúa luchando cada día. A lo largo de nuestro trayecto por el norte no dejamos de ver personas movilizándose para ir a trabajar, personas vendiendo comida sobre la vereda o vendiendo productos diversos por la calle, pequeñas tiendas y negocios que ofrecen servicios de mecánica automotriz, de peluquería, etc. En Jean Rabel vimos las escuelas funcionando y escolares con uniformes coloridos desplazándose para ir a sus clases.

Sentir la vida en medio de tanta adversidad es una muestra de la fuerza de este pueblo.

Jean Rabel es una comuna con una población aproximada de 150 mil habitantes. Es allí donde una pareja de voluntarios, Saint Jean, Nerline y sus dos pequeños hijos se han instalado; viven a las afueras de la ciudad, al lado de familias en gran precariedad. Ellos tienen una presencia sencilla entre la gente, son unos vecinos más y su casa es un punto de encuentro para dialogar, ayudarse mutuamente y mostrar, a través de la pequeña huerta que tienen, la importancia de seguir cultivando la tierra.

Una de las cosas que más fuertemente nos impresionó, fue ver que extensas áreas que antes eran productivas hoy están desérticas. Cierto es que la sequía es fuerte en esta región y por otro lado, la constante migración de jóvenes y padres para ir a trabajar a República Dominicana ha provocado el abandono de la agricultura. Lo que agrava este panorama, es que la fuente principal de energía es el carbón y es al mismo tiempo el principal medio para muchas familias de obtener algo de dinero, así que la tala de árboles es una práctica bastante extendida.

Saint Jean y Nerline están también presentes en la comuna de Puisse, en la cual desarrollan la biblioteca de campo y contribuyen a la vida comunitaria participando en diversas actividades de la vida de esta comunidad. Cada año, en la época de vacaciones realizan un festival del saber, que es fuertemente esperado por las familias, quienes se implican en la organización y desarrollo de esta actividad. Es un tiempo de fiesta que moviliza a todos y en el que todos se sienten útiles de poder contribuir.

Wilfrid y Odette, padres de familia y Frandieu, joven estudiante que semanalmente va hasta Gonaïves para proseguir sus estudios, llevan al Movimiento en sus corazones. Odette y Frandieu son animadores de la biblioteca de campo y junto con Wilfrid impulsan la conmemoración del 17 de octubre, que en Puisse es una gran fiesta para darse ánimos y fuerza y compartir las palabras del Padre Joseph.

Una pequeña escuela ha sido levantada en Puisse. ATD Cuarto Mundo dio los materiales y los habitantes pusieron la mano de obra. Hoy la escuela funciona regularmente y es gracias al apoyo económico de haitianos nacidos en esta región y que hoy se encuentran en otros países.

Puisse es un ejemplo de lo que la fuerza de voluntad puede lograr. A pesar de la sequía y la inestabilidad del país, las familias continúan trabajando la tierra y desarrollando un proyecto de reforestación. Es un pequeño oasis verde en medio de un desierto, que subsiste gracias a la fuerza comunitaria.

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