Pobreza, trauma y salud mental: Universidad Popular Cuarto Mundo en Nueva York

  • «Cuando vives en la calle, empiezas a perder la razón y dejas de poder comunicarte con los demás».
    «Cuando ya no queremos comunicar, nos aislamos, y es como si quisiéramos morir».

Estos son dos comentarios realizados durante un debate a Nueva York sobre salud mental y pobreza.

La angustia es un elemento importante de la pobreza que con frecuencia se ha desatendido frente a otros factores externos como los ingresos, la vivienda o el empleo. El pasado otoño, ATD Cuarto Mundo Nueva York reunió a personas en situación de pobreza y tres expertos en salud mental para abordar estas cuestiones en la Universidad Popular Cuarto Mundo.

La Universidad Popular Cuarto Mundo ofrece un espacio seguro que permite dialogar sobre cuestiones relacionadas con la pobreza. Antes del encuentro, los militantes Cuarto Mundo se reunieron para poder expresarse sobre la salud mental y preparar el debate con los invitados. Entre ellos había un psicoterapeuta especializado en el alcoholismo y la orientación a personas con adicción, un trabajador social de una organización de apoyo a adolescentes y un bailarín que imparte cursos de movimiento y bienestar.

La pobreza es hecho traumático

«Muchos de ustedes dicen que la pobreza es un hecho traumático», explica Virginie Charvon, voluntaria permanente de ATD Cuarto Mundo, en la introducción de la Universidad Popular Cuarto Mundo.

«La pobreza es un hecho traumático porque cada día ignoras si podrás alimentar a tus hijos al día siguiente, encontrar un empleo o pagar las facturas. Y en ocasiones, es así día tras día».

Los miembros de ATD Cuarto Mundo que han sufrido la pobreza hablaron del efecto que ha tenido sobre su salud mental vivir en familias de acogida, en la calle o en otras difíciles condiciones. Describieron hasta qué punto es estresante tener que pasar de una vivienda a otra, de una escuela a otra o no tener nunca una vivienda estable. Otras personas describieron la ansiedad de no poder contar con nada que pudiera ofrecerles una sensación de seguridad. Algunas personas afirmaron sentirse deprimidas, aisladas y solas, y en ocasiones, llenas de rabia. Otras mencionaron «verse obligadas a madurar demasiado deprisa».

Estos comentarios hacen eco a un reciente informe presentado por ATD Cuarto Mundo que pone de manifiesto que la «pobreza a un tiempo crea y agrava los problemas de salud mental… El estrés de tener que sufrir la enfermedad y el sufrimiento, junto con una preocupación permanente, pueden provocar una pérdida de la esperanza, depresión y ansiedad crónica».  El informe, «Relegados al fondo: Experiencia de la pobreza en Estados Unidos» [en inglés], afirma que «los problemas de salud que comienzan en la infancia en razón de la pobreza persisten hasta la vida adulta y durante toda la vida de las personas en forma de cicatrices físicas y emocionales». (Este informe nacional se enmarca en el proyecto de investigación internacional de mayor alcance sobre «Las dimensiones ocultas de la pobreza».)

Un participante en la Universidad Popular que había trabajado en El Líbano con personas refugiadas afirmó que: «Todas las personas reconocían que estas familias habían vivido hechos traumáticos. Habían huido de la violencia, lo habían perdido todo y vivían un infierno. Las personas en situación de pobreza viven muchas veces experiencias muy parecidas. Algunas personas que viven en comunidades desfavorecidas, tienen cicatrices que no son visibles y se les trata como si la pobreza les hubiera golpeado el día anterior, ignorando todo lo demás».

Encontrar ayuda es difícil

Los militantes Cuarto Mundo afirman que vivir en situación de pobreza no es suficiente para poder contar con ayuda. En ocasiones, el único medio para obtener ayuda es que te diagnostiquen un problema de salud mental o, para los más jóvenes, el ingreso en el sistema de justicia penal. Sin embargo, un terapeuta advierte del hecho de que cuando a una persona se le diagnostica o tiene antecedentes judiciales, durante toda su vida tendrá que cargar con el estigma.

Incluso cuando las personas atraviesan un momento de crisis, lograr ayuda equivale a encontrar la salida del laberinto. Como ha señalado un miembro de la Universidad Popular:

  • «La administración os dice ‘Por ahora no tengo cita para usted, llame más tarde’. Incluso las líneas telefónicas de atención directa hacen lo mismo. Os piden contestar [a tantas preguntas]. Y después os dicen: «Si piensa usted suicidarse, llame a urgencias». Terminas en el hospital, [pero aún así tienes que esperar mucho tiempo]. He estado en la planta de psiquiatría del hospital. Y después, en cuanto te encuentras mejor, entonces,  salir del área de psiquiatría es todavía mucho más difícil. Es un círculo vicioso. Si tratas de luchar contra los problemas de salud mental y estás en medio de una crisis, explica otra persona, probablemente seas incapaz de rellenar los cientos de páginas de toda esa burocracia».

Los participantes hiceron la propuesta de poder contar con alguien que pueda acompañar y ayudar con todo el papeleo y los largos momentos de espera, esto marcaría una gran diferencia.

El aislamiento agrava los problemas de salud mental

Como aparece en el informe «Relegados al fondo: experiencia de la pobreza en Estados Unidos».

«En un país donde se percibe la pobreza como un signo de fracaso personal, el simple hecho de que te vean como «pobre» es elemento suficiente para provocar el aislamiento por parte del vecindario.
A menudo las personas parten del principio de que eres una persona perezosa, o un drogadicto, u otras formas de concretar sus prejuicios negativos…».

«Empezamos a deprimirnos», dice otra persona, «y después ya no queremos ver a nadie y entonces, nos encontramos todavía más deprimidos y aislados».

Afrontar el estrés de la pobreza

Los participantes de la Universidad Popular Cuarto Mundo analizaron conjuntamente las iniciativas que llevan a cabo a la hora de cuidar de ellos mismos ante el estrés provocado por las dificultades. Poder atender la salud mental a menudo es un privilegio y las personas en situación de pobreza no siempre tienen acceso a atención sanitaria o programas. Aún así, los participantes señalaron que el hecho de caminar, tener tiempo personal, practicar yoga, escuchar música, pintar, escribir o incluso darse una ducha les ayudaba a sentirse mejor.

Numerosas personas que han vivido en situación de pobreza expresaron también la importancia de contar con una persona específica que tomara el tiempo de escucharles y apoyarles. Un participante explicaba: «Encontré un buen profesor que me ayudó. Me enseñó a tener autoestima y a ser más fuerte, en mi propio beneficio». Otras personas invitadas también señalaron hasta que punto es importante tener a alguien con quien hablar.

Un profesor de instituto habló de su trabajo «con muchos jóvenes que tienen problemas de aprendizaje, cognitivos o de desarrollo… Pero si participan en talleres de arte una o dos veces por semana, si puedes contribuir a que reafirmen su confianza en otros ámbitos, entonces eso puede abrirles puertas».

Para saber más sobre la Universidad Popular Cuarto Mundo en diferentes países.

Para saber más sobre ATD Cuarto Mundo en Estados Unidos.