La solidaridad y la fraternidad hacen que la gente se levante

Dibujo: Ensanchar la alfombra, Encuentro Mundial 2018, Pierrelaye © François Jomini / ATD Cuarto Mundo


Artículo escrito por Arsène Mulungula Babingwa, miembro del grupo de jóvenes del Movimiento ATD Cuarto Mundo en la República Democrática del Congo.

Erupción del volcán en Goma

Desde la erupción del volcán Nyiragongo, situado a unos 15 kilómetros de la ciudad turística congoleña de Goma, el 28 de mayo de 2021, la vida cotidiana ha dado un vuelco, con temblores sísmicos, cortes de electricidad, falta de agua… Muchos habitantes se han desplazado de las zonas de riesgo a lugares no amenazados.

Si los flujos de lava han cesado en las afueras de Goma, los habitantes están en alerta: terribles movimientos sísmicos provocan grietas por todas partes y debilitan los edificios. Algunos de ellos amenazan con derrumbarse. Otros ya se han medio derrumbado, causando la muerte de varias personas. Por ello, muchas familias han decidido dormir bajo las estrellas.

Temiendo nuevas tragedias, el gobierno congoleño decidió evacuar diez distritos periféricos de Nyiragongo. Desde entonces, la gente huye en todas direcciones. Nadie sabe dónde ir. Varias familias se han refugiado en la parte norte de Goma y otras en la ciudad vecina de Bukavu.

Los jóvenes se movilizan

Son las 6 de la mañana en Bukavu el viernes 28 de mayo de 2021. Miles de familias de Goma están llegando a Bukavu en barco y canoa. Estas familias que no cuentan con ninguna ayuda no tienen a dónde ir. Están desesperados. El miedo y la incertidumbre se pueden ver en sus rostros.

Los jóvenes del Movimiento ATD Cuarto Mundo se han activado, lejos de permanecer indiferentes ante este drama. El 28 de mayo muy temprano, se pusieron en marcha y se unieron a otras organizaciones para acoger a estas familias. Juntos, registraron a estas personas y las acompañaron al lugar de acartelamiento previsto por el gobierno en Ndendere.

Los jóvenes del Movimiento ATD Cuarto Mundo se están movilizando en varios puertos de Bukavu y en el lugar donde se alojan los desplazados. Juntos, aúnan su valor y sus esfuerzos para acompañar a estas familias y, sobre todo, para darles fuerza.

Reunirse con sus familias

Durante todo el día, bajo un sol agobiante, los jóvenes corrían en todas las direcciones para ir al encuentro de los desplazados. Tenían que bajar a ciertos rincones de la ciudad para llevar a sus familias a los niños que se habían perdido durante esta terrible estampida en los puertos de Bukavu. La magnitud de la tarea era tal que algunos se preguntaban si serían capaces de llegar hasta el final y superar el gran descontrol que te invade cuando la seguridad humana está amenazada por todos lados.

A última hora de la tarde, llegó un chico joven, pensando que sus hermanos pequeños ya estaban en el campamento. Sorprendido, comprobó que no estaban allí. Se podía leer la desesperación en su rostro:

  • «¡No puedo registrarme solo! Estaba con mis hermanos pequeños. Hemos llegado todos a Bukavu esta mañana y nos hemos perdido la pista en esta estampida hacia el puerto. Pensé que estarían aquí, con los equipos encargados de recibirnos. Hemos venido juntos y no quiero registrarme sin ellos». 

No podía olvidar el dolor de la pérdida de sus hermanos pequeños. Estábmos abartidos porque no teníamos una solución inmediata para él. Colocamos carteles de búsqueda por todas partes para intentar encontrarlos, pero nuestros esfuerzos fueron en vano. Esta situación no hace más que aumentar el trauma de este joven y de tantos otros. Aquí las dificultades son tantas que las personas corren un enorme riesgo.

El valor del pueblo

Esta catástrofe sin precedentes ha demostrado la capacidad de resistencia de las familias para ayudarse mutuamente a nivel local. Hasta ahora,  han sobrevivido sin ninguna ayuda formal de las autoridades. Han desarrollado rápidamente numerosas iniciativas y redes espontáneas de ayuda mutua en los barrios, entre vecinos, entre generaciones, hacia las personas más aisladas, todas aquellas cuya situación precaria las hace especialmente vulnerables. Esta es una ilustración innegable de la fraternidad y la solidaridad que pone a la gente en pie. Toda la gente está trabajando junida para superar las consecuencias nefastas de este drama.

Incluso sin la ayuda del gobierno, las familias se organizan para apoyarse mutuamente. Las personas de buena voluntad están ofreciendo su apoyo.

Estamos experimentando el empoderamiento y el poder común. No es suficiente para transformar el mundo, pero es un comienzo. Es una oportunidad para mostrar a los líderes políticos que la reconstrucción debe hacerse con todos los ciudadanos, sin excepción.

Ante este macabro acontecimiento, la ayuda mutua espontánea de los jóvenes hacia los desplazados se ha ido convirtiendo en aportaciones sucesivas y organizadas. Gracias a nuestros compromisos estamos llevando a cabo una lucha paciente y tenaz para aliviar el sufrimiento de nuestros compatriotas en Goma.

En estos tiempos de dificultad e incertidumbre, seguimos siendo solidarios y confiando los unos en los otros para devolver la vida al mundo, aunque las nubes sigan estando ahí.