Carta Tapori | N°428

Dibujo de Tapori, grupo de Ventilla en Madrid, 2020 © ATD Quart Monde


TAPORI celebra la amistad de niños de diferentes orígenes que quieren que todos los niños tengan las mismas oportunidades. Se fijan en los niños cuyas vidas diarias son muy diferentes a las suyas. Actúan por un mundo más justo, inventando una forma de vida que no deje a nadie excluído. En esta época de pandemia, los niños escribien lo que hacen, lo que viven, lo que quieren.

Christine, 11 años, República Democrática del Congo :

  • «Aquí se imparte la escuela por la televisión y por la radio. En ocasiones es difícil porque de la clase de inglés no entiendo nada. Y todavía es peor cuando se trata de matemáticas. No puedo  hacer preguntas para entender. Mi única preocupación es volver a la escuela. Aprovecho que mi madre está en casa         para aprender a hacer buñuelos. Ahora no tiene trabajo. Por la noche, cuando mi padre vuelve, nos dice que es difícil vender sus artíuculos porque no hay persona que los compre. Me gustaría hacer buñuelos y venderlos a la puerta de mi casa para apoyar a mi familia en estos tiempos tan difíciles”.

Clarisse, 13 años, Madagascar :

  • «Nuestros padres no pueden trabajar libremente porque el Estado lo ha prohíbido. Como los precios de los productos de alimentación han subido mucho, hacemos comidas lsencillas. No puedo comunicarme con mis amigos de la escuela. A menudo juego con mis vecinos. Me gustaría que esta pandemia se acabara porque está causando mucho miedo y desorden. Las personas no pueden ir a ganar dinero. Los niños y niñas no pueden ir a la escuela. Las personas que tienen comercios no pueden vender. No podemos comunicarnos y esto crea distancia entre vecinos y vecinas »
Dibujo de Louise, 7 años, Dôle, Francia © ATD Quart Monde

En España, durante el encierro, Paula y su hermana Marta, del grupo Tapori Ventilla, han cuidado una calabaza que habían recibido en señal de amistad. Para que no se perdiera este gesto, recogieron las semillas de la calabaza y las sembraron en macetas. Las semillas germinaron y comienzaron a crecer. Como había muchas semillas, compartieron con sus amigos para que también tuvieran algo en su balcón. Incluso donaron algunas plantas de su jardín a la estación de bomberos de su barrio.

«Mi sueño en el día de mañana es que todos estén juntos y nadie sea rechazado.