No tener existencia legal

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Los conocemos como aquellos que no tienen existencia legal, los que no tienen identidad o ciudadanos fantasmas. Detrás de estos nombres se esconden, según UNICEF (2019), 230 millones de niños menores de cinco años que no fueron registrados al nacer.

«Un niño que no está registrado es un excluido de la sociedad, legalmente no existe».

En la Universidad Popular Europea de Cuarto Mundo, el 6 de febrero de 2019, los miembros de ATD Cuarto Mundo, el Centro de Políticas para los Romaníes y las Minorías y Parada procedentes de Rumania, entre los que se encontraban personas en situación de pobreza, se alarmaron por la situación de los niños, los jóvenes y los adultos sin identidad. Sus declaracines se retomaron en el Coloquio organizado por la Organización Internacional de la Francofonía en noviembre de 2019.

Sin una identidad, estas personas se ven privadas del acceso a los derechos más básicos como la educación, la salud, la vivienda, etc. Se convierten en verdaderos «ciudadanos fantasmas» y muy a menudo sufren las consecuencias de prácticas administrativas incoherentes y abusivas (requisitos disuasorios, discriminación, retrasos interminables, falta de recursos, etc.).

Un joven rumano con experiencia en la vida en la calle testifica:

  • «Sin papeles, no eres nadie. No puedes trabajar, no puedes recibir una pensión, no puedes recibir atención sanitaria ni tratamientos… No puedes hacer nada. A los 18 años, finalmente conseguí mi documento de identidad. En cierto modo, tienes que tener una identificación para tener una existencia. Esa tarjeta era válida cinco años. Pero como no tenía dirección, no pude renovarla. Entonces obtuve un carné de identidad provisional, válido por un año, pero encontrar un trabajo o un alojamiento con sólo un carné de identidad provisional es muy difícil e incluso casi imposible. Hoy tengo 31 años y hace unos días obtuve mi primer pasaporte. Esto es importante. Me sentí como una estrella fugaz. Tener un documento de identidad me trae suerte».

En Rumania hay dos grupos de migrantes indocumentados:

Los que nunca han tenido documentos de identidad. Su número es impreciso y se ve incrementado por sus hijos que, a su vez, no tienen documentos de identidad.
Los que ya han tenido papeles, pero no tienen un documento de identidad definitivo por razones relacionadas con la pobreza, como la imposibilidad de probar una morada fija.

Hay diferentes maneras de obtener documentos de identidad:

Legalmente, es posible obtener un carné de identidad temporal de un año. Además de proporcionar un certificado de nacimiento, la policía puede averiguar dónde se puede encontrar a la persona, si por ejemplo, alguien declara que se está alojando en su casa. Este procedimiento permite a las personas sin hogar disponer de una tarjeta provisional, pero no da acceso a todos los derechos: tener cuenta bancaria, autorización de salida del país, etc. Su forma endeble, en soporte de papel, conduce a una discriminación inmediata y obstaculiza gravemente el acceso al empleo o a la vivienda.

En consecuencia, la falsificación legal es muy frecuente, pagando a personas para  obtener una dirección. La dirección será ficticia, pero el documento de identidad será real y válido a lo largo del tiempo.

Encarcelamiento. El prisionero «sin existencia legal» recibe un documento de identidad de la policía. Saldrá con un documento de identidad provisional válido por un año. Una vez terminado el año, volver a la inexistencia administrativa.

Hospitalización. El hospital puede hacer los trámites para obtener un número de identidad, especialmente en el caso de enfermedades que son tratadas al 100%, como la tuberculosis o el SIDA. Sin embargo, aquí también, el paciente sólo se beneficiará de una tarjeta provisional.

Ante esta situación, y basándose en las acciones llevadas a cabo en otros países de Europa, África y América, el ATD Cuarto Mundo formula las siguientes recomendaciones:

Garantizar a todas las personas que viven en su territorio el derecho a existir desde la infancia. Este derecho reconoce de hecho al individuo sin necesidad de probarlo, creando así una «presunción de existencia». Es comprensible que una persona que se presente ante una administración tenga derecho a un registro que abra un procedimiento para regularizar su situación en un plazo razonable.

Mejora de las políticas de registro y acceso al estado civil, teniendo en cuenta los obstáculos debidos a la pobreza. Esto permitiría que un número cada vez mayor de personas recuperen la posibilidad de registrar sus vidas y esfuerzos en la vida de su país.

Fortalecer el papel de las ONG y los ciudadanos en las campañas de sensibilización, para apoyar y acompañar a las personas, a menudo analfabetas, que desconfían de las instituciones.

El establecimiento del diálogo con las autoridades administrativas y judiciales les permitiría tomar conciencia de las complicaciones de la vida de las familias que viven en la pobreza a fin de obtener sus derechos y simplificar los procedimientos administrativos

El no reconocimiento de la identidad de estos menores y familias en todo el mundo compromete su existencia  entera. Deberíamos entonces consultarles para conseguir encontrar verdaderas soluciones.