Viviendo el Congreso del Movimiento 2012 en Guatemala

Cuando empecé a escuchar a otros empecé a sentirme libre, como cuando abren la jaula de un pajarito y se va. Se puede sentir la paz, ahí me siento diferente. Rompiendo cadenas de silencio. Aquellas ataduras que uno siente, se rompen cuando compartimos por igual”. (Doña Norma, zona 7, Guatemala ciudad)

En Guatemala nos hemos puesto a pensar que nuestro Movimiento es un gran aporte para la paz. Esa paz tan anhelada, buscada, nombrada. De manera muy concreta, los miembros del Movimiento Cuarto Mundo, gracias a esta dinámica del Congreso 2012, hablan de la paz, de la confianza, del reconocimiento que encuentran.

Cuando preguntamos a varias personas sobre el reconocimiento, ellas nos hablaron de las personas que encontramos en los alrededores del basurero, sobre todo hombres que viven o trabajan en la calle, recuperando basura o trabajando para personas que tienen negocios de recuperación o reciclaje. Casi todos huelen solvente o tienen serios problemas con el alcohol y son los más rechazados por la sociedad. A veces uno se pregunta si son considerados como seres humanos. Y los miembros del Movimiento nos dicen, eso es el reconocimiento, tratar a estos muchachos como seres humanos, no dejarlos a su suerte, abandonados. Invitarles el día de la familia, o el 17 de octubre a pesar de las miradas que pesan sobre ellos y que se vuelven también contra nosotros, los demás miembros del Movimiento.

Cuando preguntamos a una mamá sobre la paz que aporta el Movimiento ella nos habló de cómo escuchar a otros, sentirse respetada le hace sentir que sus cadenas se rompen y su corazón puede volar como un pájaro.

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Durante todos estos meses estamos elaborando un sol de tela que representa para nosotros la paz que el Movimiento Cuarto Mundo aporta al mundo, es como un sol porque el sol calienta a todos, él aporta su calor. Nuestro sol aporta paz para que el mundo sea mejor. En los dos próximos meses nos vamos a encontrar para mirar algunos videos de miembros del Movimiento de otras partes del mundo, nos vamos a reunir por grupos separados (aliados, familias, voluntarios) para volver a encontrarnos en una última reunión. Queremos poder hablarnos unos a otros de nuestro compromiso, de lo que hacemos juntos, pero desde cada uno, para liberar a este mundo de la violencia de la miseria. Nos ponemos juntos una vez más y nos sentimos junto a otros. Eso nos conmueve, nos anima, nos moviliza.