Un tiempo precioso que se pierde

Dibujo: 1989, Guatemala, Retrato © Jean-Pierre Beyeler/ ATD Cuarto Mundo / CJW-AR0200102005


«Los niños y niñas no pueden aprender y no pueden convertirse en adultos si no saben quiénes son, de dónde vienen, si no pueden tener ni siquiera un poco de orgullo o mucho orgullo de sus raíces»
Joseph Wresinski

 

Durante el confinamiento, el equipo de ATD Cuarto Mundo Luxemburgo realizó numerosas acciones para mantenerse en contacto con las familias más aisladas. El equipo estuvo a diario en comunicación(por teléfono, virtual y por correo) con estas familias. Los testimonios, fruto de estos intercambios, se publicaron en un folleto y en el sitio web de Luxemburgo (en una serie de artículos titulada «Reflexiones y creatividad»).

Respetando las medidas y los gestos barrera, el equipo visitó a las familias y les proporcionó material para crear. Un miembro del equipo de ATD Cuarto Mundo Luxemburgo describe este período: «Para nosotros era importante mantener el contacto especialmente con las personas más aisladas, para permitirles expresar no sólo sus temores, sus miedos, sino también el lado positivo del compromiso… Dejar huella de lo que la gente ha vivido».

En este marco, Sandra comparte su experiencia durante y después del confinamiento. Como muchos otros padres y madres separados de sus hijos, no se le permitió ver a su hija.

Un confinamiento que aleja a una madre de su hija

Sandra- Luxemburgo © ATD Cuarto Mundo
  • «Debido a la crisis actual de CORONA-19 ya no puedo ver a mi hija, y su ausencia me apena profundamente.
  • Es angustioso porque no sé cuánto tiempo más durarán las prohibiciones y estoy perdiendo un tiempo precioso con mi pequeña.
  • Por suerte estoy en contacto con la familia de acogida que me informa de cómo está y me envía fotos. Apenas puedo hacer otra cosa que esperar el momento de tomar a mi hija en mis brazos de nuevo y recuperar el precioso tiempo perdido.
  • Además me preocupa que mi pequeña no entienda por qué su madre no está allí. Espero que sepa que su mami la quiere mucho. Al igual que a mí, esto le está sucediendo a muchas familias en esta crisis. ¡Tendríamos tantas cosas que decirnos!
  • Espero y deseo que todas las familias que están separadas resistan y se encuentren de nuevo más tarde, que valoren la vida en común. Hay tantas cosas que podemos hacer juntos, tantas cosas que podemos contarnos».

Mi corazón latía muy rápido en mi pecho.

Sandra – Luxemburgo © ATD Cuarto Mundo

Siento que estoy perdiendo el tiempo lejos de mi hija, que no estoy viviendo.

  • «Después de dos meses de confinamiento, finalmente pude volver a ver a mi hija, como siempre con mi trabajadora social y la madre de acogida. Los dos estaban sentadas frente a mí. Ambas estaban  desenmascaradas. Yo llevaba la máscara, y eso impedía que mi hija me reconociera. Las lágrimas corrían por mis mejillas, no podía contenerlas, fluían por sí solas.
  • Me armé de valor y pedí poder quitarme la máscara para que mi hija me reconociera. Una vez que ganamos confianza, pudimos al fin jugar juntas. Mi corazón latía muy fuerte en mi pecho»

Tener orgullo de las raíces

La experiencia de la separación entre Sandra y su hija se hace eco de la de tantas otras familias en situaciones similares y nos permite adentararnos en una realidad con frecuencia desconocida pero que supone una fuerte fractura en la sociedad. Al mismo tiempo se desconoce el enorme valor de estas familias y los esfuerzos que  hacen para permanecer cerca de sus hijas e hijos y resistir a pesar de las dificultades y obstáculos.

Durante años, ATD Cuarto Mundo ha apoyado la importancia de la familia en su papel fundamental para la educación y desarrollo de sus miembros. La separación de las familias es un factor que contribuye a la transmisión intergeneracional de la pobreza extrema.