Un artículo de prensa, ¿puede cambiar el mundo?

Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por Bruno Tardieu y Jurg Meyer (Suiza).

En la primavera de 1972, el suplemento del períodico suizo Baseler Zeitung publicó un artículo sobre la pobreza en Suiza. Este artículo, escrito por Jurg Meyer, periodista y presidente de ATD Cuarto Mundo Suiza, fue uno de los primeros artículos de un periódico importante suizo que aportó una visión global del problema de la pobreza en vez de presentarlo desde un único ángulo. Este artículo mostró que las personas que padecen múltiples carencias al mismo tiempo —vivienda, ingresos, formación— estaban condenadas a sufrir la exclusión social.

Gracias al artículo de Meyer y el libro que siguió —La pobreza en Suiza— la miseria se introdujo en la conciencia colectiva de los medios de comunicación suizos. «Este artículo tuvo un impacto considerable» recordará Meyer en el libro Artesanos de democracia.

  • «Una de las razones fue que era uno de los primeros artículos en la materia. Por otra parte, aparecía en un buen momento. Era el fin del período de euforia económica, una época en la que surgía cierto escepticismo sobre la organización social. Las preguntas que yo planteaba encontraron eco».

En su periódico, Meyer siguió presentando las luchas de las personas que vivían en situación de pobreza y con las que mantenía un vínculo en ATD Cuarto Mundo Suiza.

Cada día, durante las reuniones de redacción, donde los periodistas leen y analizaban críticamente el periódico de la jornada precedente, Meyer señalaba los artículos que representaban injustamente o ponían en riesgo a quienes vivían en situación de pobreza.

  • «El hecho de que los periodistas, tan solo en ocasiones excepcionales, encuentren directamente o comuniquen con quienes viven en situación de pobreza, hace que se exacerbe la tendencia a caricaturizarlos: ya sea mediante la diabolización  —haciéndoles responsables de todos los males de nuestra sociedad— ya sea presentándolos como ángeles, víctimas de todos los estragos de la sociedad. Esto puede ocurrir con cualquier grupo social, pero los grupos más débiles no encuentran las fuerzas para dar una respuesta pública», afirma entonces Jurg Meyer.

Poco a poco, el Baseler Zeitung y otros periódicos suizos comenzaron a aplicar un código de conducta: no precisar el nombre de algunos lugares o de ciertas personas, aparte de las personalidades públicas; no acusar a las personas inútilmente, con independencia de lo que se les reproche ; no acusar a nadie de un delito antes de tener una sentencia firme. Toda la sociedad se benefició de este código, que se estabeció sobre todo gracias a las personas en situación de pobreza. Puesto que eran sus barrios los que se citaba como prueba contra ellos, sus nombres los que aparecían en acusaciones basadas en rumores.

Para Meyer, «de forma lenta pero segura, se iba abriendo paso esta idea de que ciertas personas no contaban con los medios para garantizar que se respetaban y defendían sus derechos. Gracias a la campaña realizada por el Baseler Zeitung, el 16 de diciembre de 1983, el Código Civil suizo fue modificado para ofrecer derecho de respuesta a las personas y grupos que los medios de comunicación cuestionaban».

Esta perspectiva nueva condujo a un delicado equilibrio ético «muy rápidamente personas desfavorecidas de toda la región observaron mi posicionamiento […]. Entonces empecé a recibir correos de lectores desfavorecidos que querían que se presentaran las situaciones de injusticia que padecían».

En ocasiones el mero hecho de saber que un periódico conocía una situación era suficiente para que tuviera un impacto positivo. «Me acuerdo de una mujer que nos había alertado de la institucionalización en acogida de sus seis hijas e hijos» recuerda Meyer. «Cuando empecé a establecer contacto con los responsables de la municipalidad para conocer mejor la situación, de manera inmediata reexaminaron la situación y renunciaron a la institucionalización. No tuve que escribir ningún artículo».

Para las personas más desfavorecidas, una primera victoria era tener la oportunidad de ver que su historia se escribía o se daba a conocer, pero todavía quedaba mucho por hacer.

  • «Las personas pobres, como todo el mundo, no quieren que únicamente se las relacione con problemas; quieren que se las asocie a los debates democráticos, quieren participar de la cultura de todos, aportar su grano de arena al bien común».

Esta ocasión se presentó mediante un artículo que se publicó en primavera de 1991, con motivo de la presentación de un tapiz realizado por la Sra. Nelly Schenker, militante Cuarto Mundo que vivía en situación de miseria, que con mucho detalle describía la vida de Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, él mismo nacido en situación de pobreza. ¿Podría, el trabajo de la Sra. Nelly Schenker, haber inspirado un artículo sin el empeño de Meyer por promover la contribución de las personas pobres? ¿Un periodista responsable de la sección de cultura habría tenido tanto entusiasmo si el periódico no hubiera reconocido la importancia de mostrar consideración a las personas en situación de pobreza?

«Las personas que viven en situación de miseria elaboran su contribución con gran esfuerzo y, con frecuencia, ni tan siquiera nos damos cuenta de ello». Retrospectivamente, Meyer ha observado el papel desempeñado por el periodismo en la lucha contra la miseria: «Estas contribuciones no pueden surgir sin el compromiso específico de personas para ponerlas de relieve».

Para leer la historia en su integralidad, véase, Artisans de Democratie [Artesanos de democracia], Bruno Tardieu y otros.

Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia