República Demócratica del Congo| Día del Niño Africano

El 16 de junio, sobre la colina de Mangande, un pueblo de la periferia de Bukavu (República Democrática del Congo), cerca de Cibandihwe, donde regularmente se realiza la Biblioteca de Montaña, tuvo lugar la celebración del Día del Niño Africano. Este evento reunió a cerca de 200 niñas y niños y animadores procedentes de Cibandihwe, Burhiba, Muhungu, Kadutu y de Mangande.

El objetivo de esta jornada, caracterizado por la amistad y la sensibilización de los derechos, era permitir el encuentro de niñas y niños Tapori de la región y las niñas y niños de Mangande, pueblo muy alejado donde la población vive en condiciones extremadamente difíciles, con el fin de aprender mutuamente mediante momentos en los que poder intercambiar y compartir.

«He visto a niños de mi edad venir a mi casa, saludarme e invitarme a venir a celebrar el Día del Niño Africano. A menudo escuchamos en la radio hablar de este día, pero nunca he podido celebrarlo con amigos. Estoy muy contento porque a través de momentos como este he podido tomar conciencia de mis derechos y deberes», explica Kaka, un niño de Mangande.

La jornada dio comienzo con la canción «Chez nous, soyez les bienvenus» [Bienvenidos a nuestra casa], interpretada por numerosas niñas y niños de Cibandihwe, anfitriones de los demás invitados. A continuación se recordó la historia del Día del Niño Africano que tiene su origen en Sudáfrica con la masacre de varios alumnos el 16 de junio de 1976 en Soweto.

Visita a familias excluidas de Mangande

Las niñas y niños, divididos en grupos de seis, fueron a visitar a familias de Mangande para invitarles a participar en la celebración de la jornada. En todas las familias que recibieron a los niños, pudieron hablar de su vida, de la Biblioteca de Montaña, del grupo Tapori y de las transformaciones que han podido experimentar desde que participan en esos grupos. Las niñas y los niños dijeron a sus amigos que las puertas estaban abiertas para venir a sumarse y luchar conjuntamente contra la exclusión, el rechazo y la discriminación.

Grace (niño Tapori) pudo hablar de su visita a la familia de Chance: «Llegamos a casa de nuestro amigo y quisimos explicar el motivo de nuestra presencia en esta familia». La madre de Chance subrayó la importancia de esta visita: «A la persona que vive aislada de los demás se le ignora, permanece en su rincón replegada sobre sí misma, ve como le olvidan y es incapaz de compartir con los demás. Me agrada mucho vuestra visita, veo que mis hijos ya no son unos desconocidos pues comparten sus ideas y establecen relación con otros niños procedentes de la ciudad. Sinceramente, es un gesto de reconocimiento para toda nuestra familia».

Petro, un niño de Mangande, cuenta las dificultades en el acceso a la educación en razón de los obstáculos existentes:

  • «Actualmente me he informado sobre los derechos y deberes de los niños. Desgraciadamente de donde yo vengo hay personas que estudian y otras que no. No todos tenemos acceso a la educación, en ocasiones en la escuela nos insultan cuando no hemos pagado las mensualidades».

Otras niñas y niños procedentes de Mangande participaron en la celebración mientras estaban jugando al fútbol «con sandalias, otros descalzos, con la ropa hecha jirones, pero les hemos aceptado así», explica David, un niño Tapori.

Daniel Alingilya, joven Tapori, habla de una madre que dice que «estar lejos de los demás es vivir en la nada».

Las niñas y niños Tapori me explicaron que a pesar de que no habían conseguido movilizar a todos los niños que habían encontrado, algunos de los que en un principio se habían mostrado reacios finalmente habían participado en el evento. Algunos niños expresaron su interés por formar parte del grupo Tapori.

Esta jornada de visitas y de celebración permitió a las niñas y niños de Margande y sus familias, así como a los miembros de los grupos Tapori, conocerse mejor. «Cuando fuimos a realizar las visitas, me sentí como si estuviera en mi propia casa, el diálogo fue fluido y no hubo incomprensiones. Las familias a quienes veníamos a visitar también tienen sus propias riquezas, como su capacidad para recibirnos, la escucha...».

Constituyó una oportunidad para seguir ampliando la corriente Tapori, que pretende construir la amistad, la ayuda mutua y la paz entre todos los niños del mundo. En Bukavu, el movimiento Tapori es muy dinámico y cuenta con más de 500 miembros.

Los días 29 y 30 de julio se organizará un encuentro de todos los grupos Tapori del país para conmemorar el 50.ª Aniversario de la creación de Tapori.