Portavoces de una ausencia

Este pasado lunes 16 de septiembre de 2013 fuimos invitados por la Oficina en España del Parlamento Europeo, junto con otros muchos representes de la sociedad civil, a un foro-debate para la presentación de las próximas elecciones europeas, con la consigna de hablar de qué es lo que pedimos a Europa. Esta fue nuestra aportación:

Los estados europeos han fallado a las familias más pobres”. Esto nos comenta Clara, cuya casa fue derribada el año pasado y que ahora vive en una furgoneta. ¿Un juicio demasiado duro, quizás? En el Movimiento ATD Cuarto Mundo llevamos muchos años siendo testigos de las razones que llevan a quienes viven en condiciones de extrema pobreza a pensar así, ya que por toda Europa encontramos situaciones como las siguientes:

Se les expulsa de sus viviendas (en muchos casos por parte de las propias administraciones públicas) sin dar ni permitir una alternativa de alojamiento digno, criminalizando además sus esfuerzos posteriores por conseguir un techo.
Se prohíben sus medios de sustento (como por ejemplo la recogida de chatarra y de cartón), que son los únicos que pueden desarrollar al no haber podido acceder previamente a recursos educativos o formativos adecuados.
Se les acostumbra a sobrevivir gracias a una ayuda económica de subsistencia que les somete al control de las administraciones y que las deja desamparadas cuando ésta se les retira (lo que cada vez es más frecuente por ejemplo en nuestro país)
Se les quita a sus hijos, acabando con su principal motor de lucha, que es la familia.

Es verdad que se han buscado soluciones a la pobreza en Europa, como con los Planes Nacionales de Inclusión. Pero estas soluciones no serán efectivas mientras no se apoyen en los propios esfuerzos que ya hacen quienes viven en la pobreza. Quienes sufren la pobreza y la exclusión deben ser reconocidos, ya que aunque a menudo son silenciados e ignorados, existen y forman parte de nuestra sociedad. Y no sólo son fruto de la actual crisis. Son millones las personas que en nuestro país y en toda Europa pueden decir, junto con Fernando: “Yo he vivido siempre en crisis, desde que nací”.

Ellos hablan, tienen voz, y mucho que contar si estamos dispuestos a escuchar. Como Concha, que nos recuerda: “Los políticos deben tomar en cuenta lo que quieren las familias más pobres”. O Mari Carmen, que dice: “Que no se deje a nadie sin vivienda”. O Jesús: “Lo único que pedimos es un trabajo digno”.

Aquí no deberíamos estar nosotros. No somos portavoces de nadie. En todo caso podemos ser portavoces de la ausencia de los más pobres, que son quienes deberían estar aquí, para aprovechar esta oportunidad de hablar en un foro al que habitualmente no son invitados. Pero esta ausencia tiene unas causas concretas: las dificultades que hay que vencer para conseguir que quienes viven en la pobreza y la exclusión puedan prepararse colectivamente para entrar en diálogo con el resto de la sociedad. Por nombrar algunas:

Cuando no se tiene un domicilio estable no es fácil ser localizado para que te inviten a una reunión, ni desplazarse hasta el lugar de la misma sin acceso al transporte público.
Cuando casi todo el tiempo y las fuerzas se tienen que dedicar a buscar los recursos para sobrevivir y cuidar de los suyos, unirse a otros para reflexionar juntos supone un gran esfuerzo.
Cuando la vida está siempre llena de incidencias de las que ocuparse, es difícil poder centrarse en otras cuestiones que vayan más allá del momento presente y cotidiano. No por falta de capacidad, sino por el stress vital que conlleva su situación.
Cuando existen dificultades con la escritura, la lectura y la toma de palabra en público, es necesario encontrar métodos creativos que permitan que personas que no están habituadas a este tipo de trabajo puedan participar.

Para que el diálogo con quienes viven en la pobreza sea posible es necesario construir las bases para que se pueda dar de manera permanente, y no sólo al ritmo de la convocatoria de elecciones. Para ello se necesita:

  • Tiempo
  • Flexibilidad
  • Generar unas condiciones de confianza y seguridad que permitan la expresión sincera
  • Metodologías que faciliten el diálogo y la comprensión mutua entre personas que venimos de espacios sociales tan diferentes.

Pero no estamos aquí para señalar solo las dificultades, sino también invitarles a avanzar con nosotros en la promoción de este diálogo, difícil pero posible, y sobre todo necesario. Para ello tenemos varias propuestas:

  • La celebración del día 17 de octubre, Día Mundial de Rechazo a la Miseria. Este día conmemora el combate cotidiano de los que viven la pobreza, permitiendo que pueden expresar libremente su dignidad. Este año proponemos realizar este día un foro abierto sobre las condiciones que permitan una vida digna para todos y todas.
  • La Universidad Popular Cuarto Mundo, cuya próxima sesión será el sábado 30 de noviembre. La Universidad Popular es un encuentro regular en el que ciudadanos con diferentes experiencias de vida se pueden encontrar para reflexionar y aprender juntos sobre un tema. Pero sobre todo es un espacio en el que promovemos que quienes tienen más dificultades pueden desarrollar y afianzar su propio pensamiento, poniéndolo en diálogo con otras personas. Para esta próxima sesión nos llevamos la pregunta de hoy para trabajar acerca de ¿qué le queremos pedir a Europa?
  • La Universidad Popular Europea que se celebrará en la sede del Consejo de Europa en marzo, y en la cual se hablará sobre “REPENSAR EL PROYECTO EUROPEO CON LAS PERSONAS QUE VIVEN SITUACIONES DE POBREZA”.

Creemos que este diálogo y trabajo conjunto con quienes viven en la pobreza es más urgente que nunca. Nadie puede ocupar su lugar. Les necesitamos para construir una Europa más justa y democrática. Nosotros estamos dispuestos a trabajar para ello, pero queremos también contar con todos ustedes.