«No tengo amigas ni amigos y me gustaría tener muchos»

Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo alentó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden conseguir que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
Por Véronique Martrou (Suiza)

  • Los fines de semana Tapori  hacen posible que, por encima de las diferencias, niñas y niños de todos los ámbitos de la sociedad se encuentren y creen lazos de amistad.

Los fines de semana Tapori: La amistad se hace posible por encima de las diferencias.

Desde hace quince años, Tapori, rama infantil del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, reúne tres veces al año, durante talleres de fin de semana, a cerca de veinte niñas y niños procedentes de todas las regiones de Suiza de habla francesa, tanto de familias en situación de pobreza y exclusión social como otros con vidas menos difíciles. Estas jornadas tienen como objetivo facilitar el encuentro entre niñas y niños de medios sociales muy diferentes donde cada cual pueda ocupar un lugar, con una atención particular a quienes viven situaciones de exclusión en sus barrios o escuelas. Sin esta propuesta, este encuentro raramente ocurre.

Ese fin de semana, recibimos a dieciocho menores, algunos participaban desde hacía varios años, aunque unos cuantos estaban ausentes o no habían llegado todavía. Alexis había llegado muy tarde de la institución donde vivía durante la semana y no había llegado a nuestra cita. Nadie había respondido al teléfono en casa de Fabien, que tampoco había venido. Tal vez su madre no había querido hablar con nadie tras una semana especialmente difícil. También dábamos la bienvenida a algunas niñas y niños que venían por primera vez, como Théo.

Théo, de nueve años, vivía con su madre, sus dos hermanos y una hermana en una ciudad suiza. Conocíamos a esta familia que vivía en una situación de profundo aislamiento.

Animamos un taller inspirándonos en la historia real de dos niños de África, Ono y René. La lectura de este tipo de historias permite a ciertos niños descubrir que no son los únicos que sufren las burlas de los demás, la exclusión en la escuela o cuya familia vive en situación de pobreza.

Comenzamos en pequeños grupos compuestos por cuatro o cinco niños. Cada participante había descubierto a René que iba al encuentro de Ono, aun cuando muchas otras niñas y niños del barrio pensaban que estaba «loco» porque se quedaba dormido viendo jugar a los demás al fútbol tras haber pescado durante toda la noche. En la historia, los demás únicamente se fijan en que está todo sucio y no quieren jugar con él.

Después, inspirándonos en esta historia, propusimos que cada participante hablara del encuentro y de la amistad, como otro grupo Tapori de Francia que había dicho: «Cuando encontramos a alguien por primera vez, podemos tener la impresión de que no es interesante. Pero cuando le conoces mejor, podemos darnos cuenta de que es amable. Es importante conocer mejor antes de juzgar».

Théo había prestado mucha atención a la historia. Durante el tiempo de debate había dejado a Chloé y a Ariza hablar en primer lugar. Ellas participaban habitualmente en los fines de semana y se expresaban con facilidad. Un poco después, Théo dijo: «yo no tengo amigos». Las dos niñas le escucharon con atención. Después, tras un silencio, le explicaron cómo hacían para ir hacia las demás personas. Chloé, al concluir el taller nos dijo: «También sirven para eso los fines de semana Tapori. Para saber que esta situación existe, que hay niñas y niños que no tienen amigos».

Théo también había pasado mucho tiempo con Kevin, que también tenía una situación de vida muy difícil. Ambos habían pasado horas y horas jugando a un juego de construcción de pirámides con piezas de madera. En las veladas, tras la cena, todos los niños jugaban juntos al escondite. Théo, tras el juego, siempre mostraba una gran sonrisa, incluso cuando se enfadaba por no acordarse de los nombres.

Después, Théo siguió participando, lo que para nosotros significaba que se sentía a gusto en el grupo Tapori.

Durante el siguiente taller de fin de semana propusimos que cada participante realizara su propia silueta en tela, la decorase y escribiese un breve mensaje personal.

Théo escribió lo siguiente:

  • «Me llamo Théo. Me gusta jugar al escondite y me gusta jugar con mi perro. Me gusta jugar con las construcciones de madera (Kaplas). Me gustaría saber leer y poder leer historias. No tengo amigas ni amigos y me gustaría tener muchos. Salvo en los fines de semana Tapori, allí, sí tengo amigos».

Como Théo, los niños expresan durante los fines de semana Tapori que la amistad es algo muy importante para poder encontrarse bien en la vida.

Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia