La aplicación de los «Principios rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos» en el Océano Índico

En mayo de 2016, en Mauricio, ATD Cuarto Mundo y Cáritas Mauricio organizaron conjuntamente una reunión de un día de duración sobre la mejora en el acceso a los derechos humanos en la región del Océano Índico.

La sesión se centró en la utilización del nuevo manual, Haciendo que los derechos humanos funcionen para las personas que viven en situación de extrema pobreza. El manual sirve como una guía de aplicación de los Principios rectores de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, aprobado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2012. (Para más información véase también el siguiente vídeo).

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Paul Mercier, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Mauricio, inauguró la jornada haciendo hincapié en el desafío para los próximos años que supone la participación ciudadana, «especialmente de las ciudadanas y ciudadanos más vulnerables… en el desarrollo y la evolución de la sociedad».

Se contó con la presencia de 70 participantes, entre ellos, personas en situación de extrema pobreza, procedentes de Comoras, Madagascar, Mauricio, Reunión (Francia), Rodrigues y Seychelles. Además, se contó con la presencia de 25 socios de diversas organizaciones de la sociedad civil de Mauricio, de instituciones, ministerios y fundaciones.

Trabajo y empleo

El tema central de la reunión fue el trabajo. Los participantes describieron muchos ejemplos de violaciones de los derechos humanos en el ámbito del empleo. Algunas veces se encontraron soluciones al respecto, en otras no.

Un ejemplo que se proporcionó fue sobre una zona de Madagascar donde el trabajo informal en el vertedero proporciona medios de subsistencia para toda la familia. Las niñas y niños colaboran con sus familias en este trabajo difícil y peligroso. Las personas se empujan unas a otras y en esta situación las niñas y niños deben competir contra personas mucho mayores que ellos. Entonces, la comunidad acordó un modo de organizarse: cuando los camiones llegan al vertedero, las personas que tienen más fuerza se suben e inician la recuperación de objetos de valor. En el momento en que los camiones vierten su contenido, las mujeres, niñas y niños toman el relevo. De este modo cada persona tiene la posibilidad de poder recuperar algo del contenido de los camiones.

A pesar de esta organización, se producen accidentes y es difícil obtener una correcta atención sanitaria. Además, las niñas y niños que trabajan en el vertedero no pueden asistir a la escuela. ATD Cuarto Mundo inició una serie de reuniones con las madres y los padres para abordar cuestiones sobre la escolarización de sus hijos y preocupaciones en materia de salud. También trabajaron para buscar otras fuentes de ingresos.

Otros ejemplos ponen de manifiesto la importancia que tiene la ayuda mutua para garantizar que se respetan los derechos humanos. Por ejemplo, se despidió a una mujer sin el debido proceso ni indemnizaciones cuando su empleador supo que era seropositiva del virus del VIH. Durante seis meses no tuvo ningún ingreso. Después de lo que había pasado no se atrevía a buscar otro empleo. Sin embargo, fue capaz de contar con numerosos apoyos. Un amigo le acompañó cuando necesitaba ayuda, una asociación le brindó ayuda de urgencia y otra le ayudó a obtener una indemnización de su antiguo empleador y a lograr que fuera sancionado por ello.

La reunión también contó con presentaciones sobre «economía solidaria» como el proyecto Miasa Mianatra Miaraka [Aprender y Trabajar Juntos] en Madagascar. También se debatió sobre las iniciativas sindicales, como la lucha por un salario decente organizada por los «limpiadores» en Mauricio —empleados del Gobierno que realizan tareas de limpieza en los establecimientos escolares— y que fue apoyada por la Workers Confederation of the Private Sector [Confederación de Trabajadores del Sector Privado].

Mejorar el acceso a un trabajo decente

Tras las presentaciones, las personas participantes en la sesión de trabajo propusieron 14 iniciativas que los Gobiernos y la sociedad civil podrían llevar a cabo.

  • Simplificar los mecanismos de recursos en lo referente al plazo, lenguaje utilizado y documentación requerida, de modo que cada persona pueda defenderse por sí misma.
  • La elaboración de un proyecto de ley contra las discriminaciones.
  • La creación de oportunidades de trabajo, especialmente orientadas a personas en situación de extrema pobreza.
  • Desarrollar el comercio justo, dando prioridad a pequeñas empresas de artesanía.
  • Garantizar un espacio para el trabajo manual en las negociaciones nacionales e internacionales de desarrollo económico.
  • Alentar a la Comisión del Océano Índico a que comparta el progreso realizado en un país determinado en materia de derechos laborales con los demás países de la región.
  • Foros de discusión abiertos sobre estas cuestiones.
  • Garantizar la igualdad entre los trabajadores mediante la normalización de las condiciones laborales exigidas; exigiendo igual remuneración por trabajo de igual valor.
  • Establecer un salario mínimo basado en lo necesario para un nivel de vida digno.
  • Mejorar el acceso a la información aumentando el número de oficinas de empleo y mejorando la calidad y la atención al cliente en los servicios prestados.
  • Garantizar que la formación se adecua a las necesidades individuales de manera que cada persona obtenga los diplomas o certificados necesarios para acceder a un empleo.
  • Difundir el Manual de los Principios rectores, especialmente entre los organismos gubernamentales.
  • Elaborar una base de datos con las mejores prácticas para su difusión entre diferentes redes.
  • Proporcionar un apoyo flexible que pueda adaptarse a las distintas situaciones, más que proporcionar la misma asistencia con independencia de las necesidades particulares de cada persona.

Los derechos, una cuestión de todos

La jornada de trabajo ayudó a sacar a la luz que la pobreza es una cuestión de derechos humanos y que las personas en situación de pobreza deben participar en los esfuerzos realizados para facilitar el acceso a los derechos.

  • «Conozco mis derechos, pero no me atrevo a hablar de ellos. Algunas veces no hay nadie que escuche a las personas en situación de pobreza y a hablarles de sus derechos. Hay algunas personas que ignoran por completo sus derechos y necesitan que alguien les hable al respecto. Quienes conocen sus derechos y no se atreven a hablar de ellos, necesitan que se les apoye». (Participante de Madagascar).
    «En todas las islas se vulneran los derechos humanos. Es necesario unirnos fuertemente para superar la pobreza y que se respeten nuestros derechos. Es necesario que se visite a las personas donde se encuentran para ver lo que de verdad sucede y entonces, buscar soluciones con las personas que están sufriendo». (Participantes de Seychelles y Comoras)

La Sra. Patricia Adèle Félicité de Cáritas Mauricio, insistió sobre la importancia del compromiso personal en la lucha contra la pobreza para que se produzcan los cambios necesarios, tal como recomienda el Manual de aplicación de los Principios Rectores. «El trabajo que hemos realizado demuestra que no seremos capaces de erradicar la pobreza si nuestros proyectos no se fundamentan en un enfoque de derechos humanos. El manual está dirigido a todas las personas que trabajan en el ámbito local. No solamente a funcionarios públicos, trabajadores sociales, mediadores comunitarios, o docentes, sino también a las organizaciones no gubernamentales, las instituciones religiosas y comunitarias. Es importante que cada persona adopte esta metodología de trabajo basada en un enfoque de derechos humanos».

Gilbert Descombes, presidente de ATD Cuarto Mundo Mauricio, observó que las personas en situación más grave de pobreza ya participan en el trabajo por los derechos humanos, dando así un verdadero sentido a la palabra «participación».

  • «Estos Principios Rectores proporcionan unos principios generales y no tienen un carácter restrictivo. Sin embargo, si muchas personas los aplican, encontraremos una vía para hacer de estos derechos humanos una obligación. Cada uno de nosotros debe sentirse responsable de la aplicación de estos principios en nuestro trabajo. (…)

«Las familias y las personas en situación de extrema pobreza son víctimas de discriminaciones y de la violación de sus derechos, y se movilizan donde viven. Toman la iniciativa y realizan iniciativas que puede que nunca se conozcan. Con frecuencia muchas de estas personas corren riesgos como hemos podido ver en los ejemplos que se han puesto de manifiesto aquí. Brindan apoyo a personas que incluso se encuentran en situaciones más graves de pobreza. Las personas deberían saber sobre las discriminaciones y las violaciones de los derechos, pero las personas deberían también conocer estas experiencias y los esfuerzos que las personas ya realizan. Mediante este tipo de acciones, entendemos el verdadero alcance de la palabra participación».

Esta reunión de trabajo se organizó conjuntamente con la Comisión del Océano Índico y con el apoyo de la Unión Europea.