Formación de mediadores socioculturales en Bangui, una contribución a la paz

Dimas Pérez, voluntario permanente de ATD Cuarto Mundo en Guatemala, ha participado durante un mes, en calidad de formador, en la formación de mediadores socioculturales, en la República Centroafricana. Ha compartido con los jóvenes su prolongada experiencia, tras muchos años de implicación, con niñas y niños en las bibliotecas de calle en América Central.

¿En que contexto se inscribe la formación a la que usted ha participado?

En la actualidad, la República Centroafricana es un país que se sitúa en una perspectiva de reconciliación nacional con el apoyo y el aliento de la comunidad internacional. Tras el conflicto todo está por reconstruir: la justicia, la educación, el empleo, la agricultura… Y todo ello necesita mucho tiempo.

La formación que ATD Cuarto Mundo Bangui organiza contribuye a este esfuerzo de la sociedad civil en el ámbito de la cohesión social. Las doce personas que reciben la formación en el futuro serán capaces de asumir un papel principal en el seno de sus comunidades o de sus barrios a la hora de crear proyectos y acciones inclusivas. Independientemente de que estén implicados con ATD Cuarto Mundo o con otras organizaciones ya han adquirido una experiencia en el campo de la animación. Además, nos hemos reforzado mutuamente al intercambiar nuestras prácticas y experiencias.

¿En qué etapa se encuentra la formación que inició en enero de 2016?

Los jóvenes reciben formación en muy diversos ámbitos y competencias. Un sacerdote burkinabé impartió una formación sobre los derechos humanos a partir de la experiencia de Martin Luther King, profesores de la Universidad han impartido cursos de informática o de psicología. Al mismo tiempo reciben una formación con ATD Cuarto Mundo a través de las acciones directas de animación en los barrios y mediante su participación a una investigación-acción participativa en el ámbito de la educación. ¡Es una formación muy completa!

Personalmente he intervenido participando en las bibliotecas de calle y en la formación que acompaña. Colectivamente hemos analizado los objetivos de esta acción de intercambio de conocimientos. ¿Cómo realizar una acción en un barrio y dar la prioridad a las personas que viven las situaciones más graves de pobreza? En Guatemala realizamos una biblioteca de calle en un barrio que se llama Guatelinda, en el que viven 92 familias. Nuestra presencia regular nos permitió descubrir que había cinco de ellas que encontraban mayores dificultades y vivían en situación de exclusión. Nuestro objetivo era que esas familias constituyeran el núcleo principal de nuestras animaciones.

También está la cuestión del reconocimiento, ¿cómo permitimos a las familias y a las niñas y niños un reconocimiento por parte de los demás? Para ello he hablado de la experiencia de Lilas, una niña de Guatemala que vivía con su familia en los asentamientos de la Línea del Ferrocarril hace algunos años y regularmente sufría el rechazo por parte de las otras niñas y niños. A través de nuestro taller Arte para Todos un músico llegó al barrio y con su actividad descubrimos que Lilas tenía un talento increíble para el baile. Las otras niñas y niños se quedaron impresionados al verla bailar y se pusieron a aplaudir. Cada vez que el músico venía para interpretar, llamaban a Lilas para que bailara. La actividad permitió a Lilas un reconocimiento por parte de los demás, un reconocimiento como como una persona plena, íntegramente.

Flora, una joven centroafricana, nos contó que había visto a dos niños de la biblioteca de calle, en el campo de refugiados, que se preocupan a la hora de reunir a todas las niñas y niños para que puedan participar en la animación. «Son los mediadores del futuro» afirmó con orgullo.

Estos jóvenes están aprendiendo como prestar más atención a quienes sufren mayores dificultades, a reconocer quiénes son las Lilas entre las cincuenta niñas y niños que participan en la actividad. También hemos analizado las diferentes estrategias que permiten que la actividad contribuya a acceder a las familias, ya que la biblioteca de calle no es únicamente una animación sino un instrumento de conocimiento sobre las personas que viven situaciones de mayor pobreza en un barrio.

¿Qué es lo que destacaría de la implicación y el compromiso de las y los jóvenes?

Hay que decir que hay muchos problemas de inseguridad. Estas doce personas que participan en la formación se desplazan, como tantas otras, en taxi colectivo, en autobuses, en mototaxi, para ir en busca de familias, niñas y niños, y asociándose al esfuerzo de reconstrucción del país. «Ustedes no nos abandonan» les han dicho las familias del barrio de Kokoro Boeing.

En Danzi [otro barrio de la capital], tras varios meses sin poder de desarrollar la acción, la biblioteca de calle recomenzó, el Sr. Parfait, uno de los vecinos, afirmó:

  • «ATD Cuarto Mundo no combate mediante la violencia, sino que toma el tiempo de restablecer los vínculos».

Para él, los participantes de la formación y los miembros del equipo de ATD Cuarto Mundo en República Centroafricana han sabido permitir que las cosas se restablecieran, que las personas volvieran a reunirse, sin forzar las cosas y, al mismo tiempo, permanecer fieles a la población.

Un día, una de las participantes no acudió a la formación. La víspera, la Sra. Gisèle se enfermó y fue necesario trasladarla a una clínica. Flora fue quien la acompañó durante toda la noche y permaneció con ella todo el día siguiente. Eso es la mediación: «estar con«, mantener una implicación y un compromiso gratuito que estrecha los lazos entre los jóvenes y las personas que van conociendo.

¿Cuáles son los logros de las bibliotecas de calle?

Actualmente se realizan bibliotecas de calle en tres lugares diferentes; en Kokoro Boeing, en el campamento de refugiados de M´Poko y en Danzi. Esta acción permite generar un espacio de paz. En Kokoro Boeing habitualmente la actividad reúne 45 niñas y niños, un día, sin embargo, únicamente habíamos podido llevar quince libros. Las niñas y niños se sentaron tranquilamente, en grupos pequeños, alrededor de cada libro, compartiendo lo que tenían entre ellos.

El Sr. Parfait y el Sr. Philippe de Gaulle (vecinos de Kokoro Boeing) dicen a los jóvenes: «su presencia nos alienta, nos permite mantener las fuerzas«. La biblioteca de calle muestra a la comunidad que la vida en común es posible. La biblioteca de calle refuerza a cada persona de la comunidad en su esfuerzo por crear la paz.

Foto © ATDCuartoMundoCentroáfrica