Cuando los niños logran la movilización de su comunidad

Durante la Campaña Pobreza Nunca Más – Actuar Todos por la Dignidad, ATD Cuarto Mundo impulsó la escritura de historias de resistencia y cambio, de luchas colectivas que muestran que si las personas se unen pueden lograr que la miseria retroceda.
Historias de resistencia que ponen en evidencia que la miseria se puede evitar.
La siguiente historia está escrita por René Muhindo (República Democrática del Congo)

Joseph Wresinski, fundador del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo afirmaba: «Surgirá una nueva humanidad, sin miseria, puesto que así lo queremos». Los niños de mi barrio han probado que era cierto mediante dos ejemplos.

Tenían costumbre de reunirse con los animadores para pensar conjuntamente las situaciones de exclusión e imaginar qué es lo que podían hacer para ser amigos de quienes no tienen amigos  —lema del movimiento Tapori. Así, el 20 de noviembre de 2013, día Universal del Niño, habían compartido un momento de celebración en un centro penitenciario cercano en el que se encontraban menores encarcelados.

Djuma, un joven encarcelado, había dicho:

«El día que salga de prisión, seré un gran bailarín Tapori, pues el baile permite olvidar el sufrimiento».

Al final del día, se liberaron a algunas personas encarceladas y cada vez que citaban el nombre de una de ellas, todo el mundo aplaudía.

Las niñas y niños fueron todavía más allá, logrando la movilización de toda la comunidad.

Emile vivía con su familia en el barrio, en una pequeña casa de adobe. Nadie se atrevía a visitarlo. El olvido, el desprecio y la exclusión de su comunidad habían sobrepasado todos los límites. Algunos le llamaban «brujo» por ser pobre. Con esta reputación se veía obligado a permanecer solo, no tenía nadie con quién hablar fuera de su familia, nadie se acercaba a él y vivía encerrado. Su casa se inclinaba y no aguantaba más. Una ligera lluvia habría bastado para echarla abajo. En ocasiones, para evitar este riesgo, la familia dormía fuera.

Un día, en una reunión de preparación del Día del Niño Africano los niños expresaron su ambición por conseguir que todos tuvieran las mismas oportunidades, uno de ellos había dicho:

«No puedo tener paz si mis amigos no duermen bien. Cuando hablamos del derecho a tener una vivienda, pienso en mis vecinos que no tienen donde dormir».

Me sorprendió su comentario y pregunté al resto lo que pensaba. Djibril, un niño de 11 años propuso:

«Podríamos ir a reconstruir su casa».

La idea me parecía complicada y ya tenía en mente la experiencia de la limpieza de la fuente que se realizó durante el Día Mundial del Agua. Las personas mayores, al ver a los pequeños trabajar dijeron:

«No es un trabajo propio de niños, es nuestro trabajo».

El padre de uno de los chicos del grupo, propuso a Emile su colaboración para arreglar su casa.

El primer día, allanaron el solar. Los jóvenes que pasaban, impresionados por esta acción, tomaron conciencia de la necesidad de su implicación para realizar esta obra. Al día siguiente, había cerca de veinte jóvenes movilizados. Poco después los padres se sumaron. Cada cual puso sus habilidades al servicio del trabajo común y contribuyó como pudo para contribuir al avance del proyecto, otros tomaron la iniciativa de solicitar apoyo a las asociaciones y, con la colaboración de toda la comunidad, se reconstruyó la vivienda.

En mayo de 2010, invitaron al Sr. Emile a participar en la conmemoración del Día Internacional de las Familias en Tanzania. Allí encontró a otras familias que luchan a diario para transformar las cosas, y allí comenzamos a llamarle, con cariño, Papá Emile.

Al regresar de su viaje, contó a los pequeños y a sus familias el orgullo que había sentido gracias a la consideración de sus amigos de Tanzania. Un miembro del grupo le dijo: «Eres un verdadero padre porque nos has representado muy bien, has hablado de nuestro compromiso». Emile «el brujo» al que todo el mundo despreciaba, se convirtió para todos en «Papá Emile», quién permite que, en su casa, otras familias puedan reunirse.

Papá Emile encontró un papel que desempeñar en la comunidad y con él nació la agrupación Familias Solidarias.

En la actualidad, cuando le veo en medio de las demás personas, crece mi confianza en que un día podremos mirar a cada persona con igual respeto.

Para saber más, visite el blog 1001 Historias de Resistencia