Comprometerse por una transformación profunda de nuestras sociedades

Mensaje del Sr. Cassam Uteem, Presidente del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. 17 de octubre de 2017

Este año 2017 celebramos el 25.º aniversario del reconocimiento por parte de las Naciones Unidas del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

Este día tiene su origen en un encuentro multitudinario que tuvo lugar el 17 de octubre de 1987, donde 100 000 personas se reunieron en el Atrio de las Libertades y de los Derechos Humanos en París, el mismo lugar donde en 1948 tuvo lugar la firma de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Estas personas se reunían como respuesta al llamamiento de Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, y este año celebramos el centenario de su nacimiento. Joseph Wresinski conoció la extrema pobreza, el hambre, el frío, una carencia persistente, pero también el desprecio y la condescendencia en las que se ven obligados a vivir quienes dependen de la generosidad de los demás.

El Movimiento ATD Cuarto Mundo, que funda en 1957 con familias en situación de extrema pobreza de la Región de París, no es una asociación de asistencia a personas en situación de pobreza. Es un movimiento donde las personas en situación de pobreza pueden unirse, afirmar y fortalecer su coraje, luchar por el reconocimiento de su dignidad, por el derecho a poder existir, a ser considerados seres humanos en medio de otros seres humanos, un movimiento donde personas de todos los ámbitos de la sociedad y todas las procedencias pueden reunirse, encontrarse y aprender conjuntamente a luchar contra la miseria.

Durante los 30 años que siguieron a su fundación, familias en situación de extrema pobreza de todo el mundo se reconocieron en esta iniciativa, y a ellas se sumaron numerosas ciudadanas y ciudadanos en búsqueda de justicia y de paz.

El 17 de octubre de 1987 constituye un hito que provoca un giro radical en la historia de la lucha contra la pobreza, un giro en la historia de la humanidad y en su aspiración a «un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias», como proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos.

  • Pues este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza no es un llamamiento más a la generosidad, sino que implica una serie de importantes rupturas respecto a nuestra manera de entender la solidaridad, es un llamamiento a la transformación profunda de nuestras sociedades.

La primera ruptura a la que nos empuja esta jornada está inscrita en el texto grabado sobre el Atrio de la plaza de Trocadero: «Allí donde hay hombres y mujeres condenados a vivir en la miseria, los derechos humanos son violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado». En este texto se recoge la afirmación de que la miseria es una violación de los derechos humanos, y que toda política de lucha contra la pobreza debe, por tanto, ser una política de acceso a los derechos fundamentales para todas las personas.

La segunda ruptura está también inscrita en el mármol de esa misma plaza: «El 17 de octubre de 1987, defensoras y defensores de los derechos humanos y de los ciudadanos de todos los países se reunieron en esta plaza...». Mediante esta jornada, las familias en situación de pobreza presentes se afirmaron como defensoras de los derechos humanos. Si las personas más desfavorecidas dejan de ser culpables, e incluso de ser únicamente víctimas de la miseria, si se las considera como los primeros defensores de los derechos humanos, entonces ya no se trata de socorrerlos, aún menos de controlarlos o educarlos, sino de entender su lucha y de sumarnos a sus esfuerzos. Su participación, su inteligencia, su palabra, son, a partir de entonces, indispensables.

Después de 30 años de existencia, esta jornada, que en la actualidad se celebra en más de cincuenta países, habrá profundamente contribuido a situar cada vez más la lucha contra la pobreza en términos de acceso a los derechos humanos, tal como destacan los Principios rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos de las Naciones Unidas.

Después de 30 años de existencia, esta jornada habrá profundamente contribuido a un importante cambio de perspectiva por parte de la comunidad internacional, es decir, para el conjunto de nuestros países, que han tomado conciencia de que no se trataba únicamente de reducir la pobreza, sino de la promoción del desarrollo económico, social, medioambiental, que se fija una exigencia absoluta, no abandonar a nadie, no dejar a nadie atrás, como afirman los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015.

Para que nuestras sociedades sean realmente sostenibles, necesitan una sociedad civil dinámica y fuerte. E incluso en los países donde esta sociedad civil es dinámica y fuerte, la voz de las personas en situación más grave de pobreza se encuentra particularmente ausente.

Después de 30 años de existencia, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza contribuye poco a poco a la emergencia de un socio hasta ahora ausente; y sin su presencia, la justicia, la paz y la fraternidad seguirán siendo inaccesibles para todas las personas.

Es un camino que, lejos de ser un camino de asistencia, es un camino de futuro, un camino de futuro al que cada una y cada uno de de nosotros está llamado a comprometerse.

Fotos © ATD Cuarto Mundo