Sumar nuestras inteligencias | Martine Le Corre

Martine Le Corre

Con motivo del 30ª aniversario de la presentación del informe Joseph Wresinski «Grande pauvreté et précarité économique et sociale» [Extrema pobreza, precariedad económica y social], intervención de Martine Le Corre, delegada general adjunta del Movimiento ATD Cuarto Mundo, en el Consejo Económico, Social y Medioambiental francés el 14 de febrero de 2017 en París, durante una sesión plenaria extraordinaria.

«Para mí, es muy emotivo estar hoy aquí presente y constituye un gran motivo de orgullo pues el Padre Joseph soñó para su pueblo que pudiéramos dar todos los pasos necesarios para estar presentes en el Elíseo, en las Naciones Unidas, en el Vaticano, para poder participar en los debates donde todos los demás ya lo hacen. Esos pasos, nosotros ya los hemos realizado. Y digo «nosotros» porque hoy están aquí presentes en esta sala personas que se enfrentan a la extrema pobreza y nosotros continuamos con ustedes el camino que Joseph Wresinski nos trazó.

Para hablarles del padre Joseph, necesito ir un poco atrás en la historia.

Mi familia encontró muchas dificultades para contar con un lugar donde instalarse en este mundo que les rechazaba. Tras muchos problemas, nos asignaron una vivienda. Llegamos a este barrio provisional1 donde casi todo el mundo tenía una historia de miseria. No sabía entonces que llegar a este barrio iba a constituir la oportunidad de mi vida.
En aquél momento tenía 17 años. Hacía ya varios años que había abandonado el sistema escolar, no porque no me gustara la escuela, era una alumna excelente, me gustaba mucho la escuela, pero la escuela no me dio ninguna oportunidad. La escuela no estaba concebida para niñas como yo.

Dos voluntarios permanentes del Movimiento ATD Cuarto Mundo vinieron a vivir al barrio. No os voy a hablar de toda nuestra historia con ellos, de todas las pruebas por las que les hicimos pasar para estar seguros de que podíamos confiar en ellos. Tras un tiempo, acepté participar en una reunión de jóvenes a la que nos invitaron y donde encontré a otros 300 jóvenes que venían de toda Francia.

Pienso que fue en ese momento cuando tomé conciencia que un montón de jóvenes, fuera de mi barrio, se parecían a mí, ya fuera por los gestos, las palabras o la manera de estar. Era extraordinario no tener que sentirse a parte, sino poder reconocerse en cada uno de ellos.

Allí también escuche, por primera vez, al padre Joseph. Se dirigió a nosotros, jóvenes, con una energía y un entusiasmo que no había visto en nadie más. Nos decía que estaba muy orgulloso de nosotros; que creía y que sabía que éramos capaces y responsables, que tenía confianza y contaba con nosotras y nosotros. Decía:

  • «No sois personas sin importancia», tenéis que estar orgullosos de vuestro valor, de la valentía de vuestras madres, de vuestros padres.

Realmente no daba crédito a lo que veía, ¡qué valor tenía!, y, sobre todo, que increíble energía trasmitía. Todo lo que salía de su boca era lo que no nos atrevíamos a decir en voz alta, hasta tal punto la miseria nos encerraba en la vergüenza y la culpabilidad. Era evidente, ese hombre, ¡era de los nuestros!

Sus palabras me interpelaron y me animaron a comprometerme con los jóvenes de mi barrio. Ese día, el padre Joseph me contaminó; nos ha contaminado.

Algunos de ustedes le vieron también llegar aquí al CESE, subir a la tribuna, trabajar con ustedes en las comisiones y convertirse en relator del informe «Grande pauvreté et précarité économique et sociale» [Extrema pobreza, precariedad económica y social]. Necesitaron tiempo para confiar en él, para entender de lo que hablaba. ¿Hablaba de mujeres solas, de personas inmigrantes, de beneficiarios de las ayudas sociales? ¿De quién hablaba?

A partir de una investigación que se llevó a cabo en uno de los barrios de Caen, la visión y la comprensión de unas personas y otras avanzó y el Consejo Económico Social y Medioambiental empezó a sentir, a percibir y a descubrir a toda una población. Posteriormente el padre Joseph fue más lejos puesto que llevó a los miembros de su comisión tres veces sobre el terreno, al encuentro de las personas más pobres, al encuentro de su pueblo. Todo ello permitió definir lo que se entendía bajo el término «personas en situación de precariedad y extrema pobreza».

  • Desde luego, este informe Wresinski que aprobaron constituyó el origen del RMI [Renta Mínima de Inserción], de la Ley de Orientación, de la CMU [Cobertura Médica Universal] y junto con ustedes, miembros del CESE, estamos orgullosos porque es, ¡lo nunca visto!

Somos las herederas y los herederos del padre Joseph y nos ha devuelto el honor como proclamaba con fuerza Isabel durante nuestra Universidad Popular Cuarto Mundo: «Antes de conocer el Movimiento [ATD Cuarto Mundo] vivía con vergüenza y miedo a que me juzgaran. No conocía al padre Joseph, pero he comprendido lo que quería y a mí me ha dado fuerzas y el orgullo de ser quien soy, el orgullo de pertenecer a mi medio social, de dejar de tener vergüenza por mi apellido. Me ha dado la fuerza de rechazar que me traten como un caso social y, hoy día, soy una luchadora y, junto con mi medio social, me pongo en pie». Este honor lo llevan todas las personas que están condenadas a vivir en la miseria en todo el mundo y con quienes estamos comprometidos, pues nuestro movimiento es un Movimiento Internacional.

Cada uno a su nivel, en los barrios en los que estamos implicados y ustedes aquí, en este hemiciclo en el que se comprometen.

  • No tenemos otra opción que unirnos y sumar nuestras inteligencias. Es un imperativo.

Sin cesar, el padre Joseph nos recordó que una persona sola no puede luchar contra la violencia que constituye la miseria. Nosotras y nosotros, solos, no podemos hacer nada; ustedes solos, tampoco pueden.

El padre Joseph está plenamente de actualidad. Sin cesar nos puso frente a retos y desafíos y, cien años después de su nacimiento, ¡continúa haciéndolo! Es necesario ganar esta lucha por el derecho a vivir en familia. Todavía en la actualidad seguimos separando a los menores de sus madres y padres de manera arbitraria. En vez de seguir hablando de apoyo social a la infancia, ¿no podríamos más bien hablar de ayuda social a la familia?

Es necesario lograr que todos los menores puedan salir del sistema escolar sabiendo leer y escribir, que puedan realizar estudios o acceder a una formación.
Todavía hoy se orienta casi de manera sistemática a las niñas y niños de mi medio social hacia el sistema de enseñanza especial; es algo profundamente injusto. Necesitaremos también estar a la altura para responder a esta situación inaceptable que es que todavía hoy en nuestro país haya hombres, mujeres, niñas y niños que no tienen más que la calle para tratar de existir.

  • Es una violencia. La miseria es violencia, La rechazamos y actuamos. Por eso continuamos a asumir con orgullo la herencia de nuestro fundador, el padre Joseph Wresinski, este hombre increíble, que nació en situación de miseria, hace cien años.

Por ello, continuamos creyendo en ustedes. Esta lucha contra la miseria es una cuestión de todas y todos y ustedes nos lo han demostrado. También es un asunto suyo, del Consejo Económico, Social y Medioambiental. Lo que vivimos aquí hoy, es una oportunidad para el mundo entero».

Vídeo de la intervención de Martine LeCorre, delegada general adjunta del Movimiento ATD Cuarto Mundo, en el Consejo Económico, Social y Medioambiental francés, el 14 de febrero de 2017 en París.

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Fotografías: © François Phliponeau – ATD Cuarto Mundo