Reflexiones sobre la justicia: Universidad Popular Cuarto Mundo Bolivia

El viernes 9 de noviembre, más de 40 personas participaron en la sesión plenaria de Universidad Popular Cuarto Mundo que tuvo lugar en la sede de ATD Cuarto Mundo en El Alto y donde se reflexionó sobre la justicia en Bolivia. Con anterioridad, nueve grupos habían abordado el tema en reuniones de preparación, a partir de las siguientes preguntas: ¿Qué dificultades y experiencias han tenido con la justicia? ¿Cómo esto les ha afectado a ellos y a sus familias?

En esta ocasión se invitó al abogado Oscar Cordero con el objetivo de escuchar, reaccionar y establecer un diálogo con las personas presentes, a partir de las experiencias y reflexiones expresadas durante la reunión y que reflejan el día a día de muchas familias bolivianas.

«Las leyes no están hechas para la gente que tiene poco dinero», afirman, poniendo manifiesto las dificultades en el acceso a la justicia. La corrupción, la difamación y la mala atención en los centros de justicia y policía son elementos en común que surgieron en las reuniones de preparación y guiaron este encuentro.

A continuación presentamos algunas intervenciones que ilustran las dificultades diarias que encuentran muchas familias a la hora de acceder a las instituciones de justicia en el país, así como las reflexiones del invitado sobre las posibles herramientas existentes para hacer que la justicia y el buen trato sea una realidad para toda la ciudadanía.

Evitar la corrupción

«Hace 3 años, mi cuñado murió en un accidente. Como la otra parte se defendía, el fiscal ha empezado a insinuar que tenemos que darle dinero para que podamos avanzar en el proceso… No puedes conseguir testigos, tienes que dar dinero incluso a la gente que te ayuda testificando». Una de las participantes abría la reunión con estas palabras que hacían referencia a la corrupción en los juzgados.

«Nosotros mismos —decía el abogado invitado sobre la realidad boliviana— promovemos en algunos casos la corrupción. Cuando vayas al juzgado, no tienes por qué estar pagándole al oficial, porque el notificador tiene un sueldo. La vía correcta para evitar la corrupción, es decirle al abogado ‘Quiero que hagamos el juicio de la manera la más transparente y cumpliendo la ley’».

«¿Pero qué hacen cuando denunciamos? Ellos se van a agarrar contra nosotros. He visto eso. Si les hablas de derechos a los policías, te botan, te hacen valer como si fueras nada», explicaba una joven vecina de El Alto. Por otro lado, un señor originario de una comunidad rural se preguntaba a manera de reflexión:

  • «¿Quiénes fomentan la corrupción? Gente que tiene dinero. Gente pobre no fomenta la corrupción. Es la verdad. ¿Quiénes están en las cárceles? La gente que no tiene dinero».

Terminar con la falta de respeto y la intimidación

A partir de la experiencia de una participante se abordó la cuestión de la mala atención en los centros de justicia y policía, ella afirmaba: «Me encontré en un caso legal de pensiones para mi pequeña. Acudir a estos centros integrados de justicia te decepciona, porque no es verdad que te atienden bien. En vez de ayudarte, te meten miedo, te riñen, te tratan mal… y con este miedo tú ya no quieres iniciar el proceso».

El invitado informó sobre las instancias y procedimientos que se podrían seguir para denunciar los casos de mala atención: «En todas las instituciones públicas existe un área de transparencia. Si un policía te va atropellando tus derechos, te quejas a su jefe, y si el comandante no te hace caso, (vas) a transparencia. Las defensorías igual. Y si nadie te hace caso, ahí están los medios de comunicación».

Otra persona reaccionaba a esta información mediante un ejemplo personal: «Hace poco tiempo, mi hermano tenía problemas. La Defensoría de los niños no nos ha prestado la atención. Me dijo: ‘Tú eres solamente su tía, voy a hablar con su papá’. No me quisieron ni escuchar. Siendo su tía también busco la justicia de mis sobrinos. Sí, hay superiores para quejarnos, pero ¿será verdad que nos escucharán? Tengo dudas».

«Yo creo —añadía otra participante— que tenemos que fortalecernos y hacer valer nuestros derechos. Si es que alguna persona no nos trata bien, denunciarlo e ir a las ultimas instancias…

  • Si todos nos cansamos, si nadie dice nada, todo siempre va a seguir igual».

Justicia y difamación

Otro de los temas abordados fue el de las experiencias de difamación que sufren las personas: «Mi hija trabajaba en un hotel. Su jefe la ha calumniado de robo. No solo a ella sino también a mí. He ido a la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen y al día siguiente yo ya estaba en la cárcel de Obrajes y mi hija en la cárcel de Miraflores. Él solo pedía dinero y más dinero. No tengo dinero, pero prestándome he salido. Pero a mi hija no la puedo sacar. No sé qué hacer y no sé dónde acudir. Me estoy agotando. Me siento impotente».

«Hay muchas personas —insistía otra participante— que antes de hacer un juicio, antes de ver si eres culpable, ya te meten a la cárcel. Sufre la familia, sufren los hijos, pasan los años, pero quién te devuelve el tiempo y tu dignidad».

Al escuchar estas intervenciones, el abogado invitado comentó: «A veces, porque no has hecho nada o sin querer te metes en un problema y tienes que pagar todo. Y la única instancia donde puedes acudir es la justicia, que lamentablemente es injusta. Para enfrentar aquello tienes que cuidarte… nunca firmes un papel sin leer. Y si no entiendes el papel, mejor es que no firmes».

La justicia, un compromiso de todos

La última intervención destacaba el papel del compromiso de las personas profesionales en la defensa de los derechos de todas las personas: «Realmente hay personas que no pueden pagar el costo de un juicio. Tiene que haber un compromiso de nuestra parte, de los que somos profesionales, no solo en los ámbitos de la parte judicial, también de salud, de la educación».

Esta Universidad Popular Cuarto Mundo animó a los presentes a seguir reflexionando sobre estas cuestiones y a participar en estos espacios que permiten, especialmente a las personas enfrentadas a la extrema pobreza, el encuentro, la toma de palabra y el reconocimiento mutuo como portadores de saberes y conocimientos.