“La miseria es obra de los hombres, sólo los hombres pueden destruirla” Joseph Wresinski

Esta frase explica bien que la miseria no es una fatalidad. Sitúa la responsabilidad no a nivel de algunos hombres, sino de todos.

En la escuela, en el trabajo, en la vida de barrio o de pueblo, en la vida asociativa, en la acción política, sindical, cultural, religiosa, etc., cada uno puede realizar gestos que aumenten o disminuyan la exclusión de los más desfavorecidos, que contribuyan o no al respeto de los derechos humanos para todos.

En todos los países donde existe una libertad de expresión suficiente,  Cuarto Mundo no duda en denunciar los sistemas públicos y privados, los comportamientos individuales o colectivos que producen exclusión y extrema pobreza y propone cambios en las organizaciones humanas. Su objetivo es el de crear las condiciones que permitan unirse con el objetivo de restablecer los derechos del hombre allá donde son violados a causa de la miseria.