Contexto y problemática de la dinámica Conocimiento Peritaje que se concluyó por el coloquio « La miseria es violencia. Romper el silencio. Buscar la paz »

Este coloquio no fue completamente como otros. Personas y poblaciones a quienes la situación de pobreza obliga cada día a hacer frente a violaciones de sus derechos fundamentales lo construyeron con otros que no tienen las mismas condiciones de vida. Este coloquio abrió un espacio para interrogar y reajustar las problemáticas ligadas a la violencia y a la paz de manera a que esto hiciera sentido para los actores de primera fila.
Este coloquio existió para que no se pudiera hablar más de la pobreza extrema sin decir que es ésta una violencia hecha a las personas y que no se pudiera hablar más de poner fin a la violencia sin tomar en cuenta la violencia de la pobreza extrema.
«Es violencia todo ataque a la vida y a la integridad física de los seres humanos, desde que tal ataque no es imputable a la fatalidad o al azar, sino que una responsabilidad humana es comprometida en ello. (…) La palabra «violencia» puede pues designar todo lo que atenta contra los derechos fundamentales de las personas humanas, a condición de que esto tenga causas humanas.
Christian Mellon, Campus, Pierrelaye, Agosto 2009

El contexto

La pobreza extrema ha sido definida [1] como una acumulación persistente de precariedades que impiden a los individuos de asumir sus responsabilidades y de gozar de sus derechos sin apoyo exterior. Tal estado, por definición, les hace violencia a las personas, ya que las pone en una situación, donde no son protegidas más por el derecho. Están obligados de asumir los deberes definidos por la ley y por la costumbre, sin tener los medios. Más todavía, les denegamos muy a menudo todo sentido de responsabilidad para ellos mismos y para otros.

Por otra parte, el sentimiento que la inseguridad y la violencia aumentan es una de las grandes preocupaciones del poder público y las agencias intergubernamentales, como de la sociedad civil en el mundo. En numerosos casos, las respuestas dadas siguen la pendiente del miedo y de la desconfianza del otro; promoviendo desde los Estados políticas en materia de seguridad a través de las fuerzas del orden y de la policía, lejos de hacer trabajar a la sociedad civil para crear las condiciones de la paz, reforzando los factores duraderos de la violencia. Por ejemplo, construir muros para separar a unos y otros de las poblaciones – cuyas condiciones materiales y las posibilidades de acceder a los derechos fundamentales son muy desiguales – responde a los síntomas del miedo y de la violencia, dejando prosperar sus causas. Los programas destinados a responder a la inseguridad y la violencia conducen demasiado a menudo a políticas de control o de seguridad, a la aplicación de sanciones más drásticas, o a la culpabilización del más pobre y, finalmente, a una violencia institucional que refuerza la exclusión..
Los programas destinados a luchar contra las desigualdades son a menudo una fuente de nuevas violencias para los más excluidos cuando no prevén una verdadera participación de las personas afectadas a su concepción, implementación y evaluación. Hay aquí un asunto mayor para estas políticas, por ejemplo para la agenda de las Naciones Unidas en su aspiración de poner fin a la pobreza extrema.

Este coloquio se situó en una larga historia de colaboraciones diversas por una cultura y una civilización fundadas sobre la igual dignidad de todo hombre

Desde sus inicios en el campo de Noisy-le-Grand, el Movimiento ATD Cuarto Mundo denunció la violencia hecha a los pobres. De esa manera, se ha alimentado y contribuido por cuatro décadas a la problemática de los derechos humanos y ha participado en investigaciones y acciones para promoverlos. Desarrolla proyectos sobre el terreno con personas que viven en situación de pobreza; trabaja para sensibilizar la opinión de los ciudadanos y obtener cambios políticos; promueve el diálogo y la cooperación entre los diferentes actores sociales. Extrae enseñanzas de la acción e implica a investigadores: sociólogos, trabajadores de la salud, políticos… En todas sus acciones, dos principios mayores son puestos en ejecución:

  • Pensar y actuar con personas en situación de gran pobreza, permite establecer juntos las condiciones de una verdadera participación.
  • No dejar a nadie de lado.

Pero la tradición del Movimiento es también la de poner en causa su propia manera de decir las cosas, tratando de retro-alimentarse constantemente en la vida con los más pobres. Por ejemplo, ¿acaso pensar la miseria en términos de derechos humanos integra suficiente la vida, el pensamiento y la búsqueda de los que están confrontados con la miseria? No se trata de pedirles simplemente de testimoniar. Se trata de comprender lo que es útil, a pensar en las realidades de la vida con el fin de poder hacer frente a eso juntos. Y la violencia de la miseria es difícil de pensar.

Este coloquio pretendió pensar la vida en sociedad con aquellos que la pobreza extrema priva de sus derechos fundamentales

Este proceso fue un proceso de varios años de diálogo entre actores de una investigación-acción participativa realizada por personas en situación de gran pobreza y de otros comprometidos a su lado de diferentes países; investigación-acción para lograr comprender cómo los más pobres piensan, expresan y «problematisan» la violencia en la miseria. La misma trivialización de esta miseria es violencia. El coloquio pretendió consolidar la comprensión de este proceso, ampliando el diálogo.
Se trató de hacer el cruce entre el aporte de los actores de la investigación-acción con otras aproximaciones y problemáticas, para que este encuentro todavía frágil, pudiera apoyar la reflexión y la acción de todos..
Este coloquio pretendió construir un pensamiento que pudiera ser validado por todos los actores

Una acción regular del Movimiento ATD Cuarto Mundo es también la renovación del conocimiento. Ella es el resultado de una prudencia. Estamos evidentemente en posición desigual cuando procuramos pensar con los que son reconocidos como especialistas en los derechos humanos o en tal o cual disciplina, o con los que tienen que pensar en la violencia diaria. Este proceso estuvo guiado por la convicción de que el cruce del conocimiento concreto y de la manera de poder pensar en ella era indispensable en unos tanto como en otros: en los más pobres, en los que estaban comprometidos a su lado en la investigación acción y en los que desarrollaban una competencia reconocida en relación a estas preguntas en diferentes disciplinas y responsabilidades. El aporte del Movimiento fue el de haber, desde hace más de medio siglo, construido, paso a paso, espacios en los que las personas en situación de gran pobreza pudieron plantear problemáticas y discutir de eso entre ellos y con otros…

Este coloquio reunió, aclaró y profundizó una visión de la paz como fue enunciada en la Convención que dio origen a la Unesco:

« Que, puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz; (…) Que_ la amplia difusión de la cultura y la educación de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas las naciones han de cumplir con un espíritu de responsabilidad y de ayuda mutua;
Que una paz fundada exclusivamente en acuerdos políticos y económicos entre gobiernos no podría obtener el apoyo unánime, sincero y perdurable de los pueblos, y que, por consiguiente, esa paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. »
En este sentido, el coloquio pudo construir una contribución útil al trabajo recientemente confiado por la Asemblea General de las Naciones Unidas a su Secretario General de recoger buenas práticas para favorecer «la participación activa de los que viven en la pobreza extrema en la realización de programas y políticas.». [2]

[1] Definición propuesta por el padre Joseph Wresinski, en el informe titulado «Gran pobreza y precariedad económico y social», adoptada en 1987 por el Consejo económico y social francés. Retomada en 1996 por la Subcomisión de la lucha contra las medidas discriminatorias y de la protección de las minorías. (A/66/265)

[2] Resolución L67